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Podríamos definir la mediación como un sistema alternativo de gestión de conflictos que realiza una persona mediadora neutral e imparcial y en el que participan las personas implicadas en el conflicto de forma directa, para encontrar una solución favorable para todas las partes.

El conflicto

Es el punto de partida que fundamenta la mediación. Está considerado como un elemento inherente a la naturaleza humana, ya que estamos permanentemente en conflicto, tanto con nosotros mismos, como en nuestras relaciones interpersonales.

Puesto que el conflicto no se puede erradicar, se da un paso más allá, y se lo contempla en su aspecto positivo, como potencial motor generador del cambio social.

Tomando como base el respeto mutuo, se propone, mediante el diálogo, encontrar puntos de encuentro, abrir nuevos escenarios que permitan un entendimiento que conduzca al objetivo final que es el acuerdo. Un acuerdo que debe ser satisfactorio para los intereses de todas las partes, lo cual implica que no hay ganador ni perdedor, ya que todos se sitúan, desde el principio hasta el final del proceso, en una posición de igualdad.

Si bien es cierto que en ocasiones el acuerdo final, la resolución del conflicto, tiene un grado elevado de dificultad, también lo es que si la mediación se ha desarrollado adecuadamente, favoreciendo una mayor comprensión de la situación del otro, se ha conseguido un avance en la manera de abordar futuros conflictos, que ya no va a ser desde la confrontación o la violencia, sino desde ese nuevo conocimiento adquirido, que ha producido un cambio de actitud.

Casos excluidos de la Mediación

Quedan excluidas de la Mediación todas aquellas conductas que puedan ser constitutivas de un delito o tipo penal (aunque algunos sostienen que podría aceptarse en el caso de algunas faltas leves). Si el mediador detecta en algún momento que esto puede ser así está obligado a interrumpir la mediación y, en su caso, a informar a las autoridades (es una excepción al principio de confidencialidad)

Principios

  • Ideología. La mediación está basada en el diálogo y en la convivencia pacífica, buscando incentivar, en todos los ámbitos comunitarios, una manera distinta de relacionarnos para fomentar la construcción de una sociedad dentro de la cultura de la Paz.
  • Voluntariedad

La voluntariedad de las partes debe darse al inicio y durante todo el proceso.

Es decir, si una de ellas ha dado su consentimiento inicial para acceder a la mediación, pero posteriormente, en cualquier momento, cambia de opinión, por la razón que sea, la mediación se da por finalizada.

El mantenimiento de la voluntad en la mediación pasa por fomentar el protagonismo de las partes, que por igual deben sentirse comprometidas en participar, y escucharse la una a la otra, responsabilizándose al mismo tiempo de la propia resolución del conflicto que dirimen.

  • Horizontalidad

Como ya se ha mencionado, todas las partes se encuentran en una posición de igualdad, y ninguna, tampoco el mediador, impone una decisión a la otra, por contraposición con el principio de verticalidad, en virtud del cual el tercero decide sobre la cuestión e impone una decisión, sea o no vinculante.

  • Flexibilidad

Aunque el proceso de mediación está estructurado en fases, el principio de flexibilidad excluye la rigidez que rige, por ejemplo, la vía judicial.

  • Confidencialidad

Se mantiene respecto a las reuniones individuales y grupales. Todos los intervinientes están sujetos al principio de confidencialidad, de manera que nada de lo que se hable en estas reuniones puede trascender, y tampoco podría ser utilizado como testimonio o alegación en un procedimiento judicial.

  • Neutralidad

Afecta a la figura del mediador, que está obligado a respetar en todo momento la imparcialidad, la equidistancia y la equidad.

  • Carácter universal.

Todos los ciudadanos y ciudadanas están legitimados para acudir a la mediación.

  • Gratuidad

La mediación tiene carácter gratuito para todos los legitimados.

Funciones del mediador

  • Fomentar la conciliación entre las partes. El mediador no propone sino que su trabajo es crear un clima propicio para el diálogo y de esta manera lograr que las propuestas las realicen los mismos sujetos en conflicto. De la misma manera, el mediador no decide sino que el acuerdo se alcanza por consenso entre las partes.
  • Facilitar la comunicación, haciendo que todos se expresen libremente, poniendo en práctica habilidades como la asertividad y la escucha activa. Para ello, es indicado tratar en primer lugar el factor emocional derivado del conflicto propiciando así un diálogo sereno.
  • Crear un contexto flexible para acercar posturas, un clima de confianza, un entorno favorable, debiendo hacer una utilización sostenible de los recursos.
  • Función de sensibilización y educación en la cultura de la mediación.

Dado que la mediación comunitaria es una figura relativamente nueva en España (se introdujo hace poco más de 10 años), desde la Administración se impulsa un tratamiento transversal para que pueda ejercerse con garantías en los diferentes ámbitos en que incide.

Entre éstos, podemos mencionar la mediación vecinal, la sanitaria, la empresarial, la familiar, la de colectivos inmigrantes o minorías étnicas, la internacional…

Estamos en el camino de ir llenando un vacío normativo en materia de mediación comunitaria, cuyo desarrollo es competencia (en España), de cada Comunidad Autónoma. Existe la necesidad de definir la figura del mediador asegurando así su legitimidad y competencia.

Se incentiva la formación del personal trabajador de las corporaciones e instituciones públicas (trabajadores sociales, policías,…), para que puedan dar una respuesta eficaz ante los casos que se les presenten, y ofrecer esta vía, ejerciéndola por sí mismos o informando a la ciudadanía de su existencia, así como de la de servicios especializados como asociaciones de mediadores.

Por lo tanto, se requieren campañas de formación, sensibilización ciudadana y un planteamiento transversal.

Como conclusión, la mediación comunitaria ayuda a crear una cultura de corresponsabilización, de respeto y tolerancia en el marco de una democracia pacífica, apostando por el diálogo y la diferencia.