Cuando vamos al supermercado, junto al arroz, las manzanas y la leche, solemos comprar una bolsa. Una bolsa que, al llegar a casa o tiramos o nos olvidamos de ella. Sin embargo, cuando volvemos al "súper", adquirimos otra de estas bolsas de plástico. Visto desde fuera, no parece haber ningún tipo de problema. No obstante, el daño que se causa, es mucho mayor que el que nos imaginamos.
Todos tenemos presente el cambio climático, el efecto invernadero y los agujeros en la capa de ozono. Por ello, existen miles de campañas para fomentar como por ejemplo el reciclaje, el uso de transporte público u otros métodos de ahorro.
Volviendo a las bolsas, ¿por qué son tan perjudiciales? Lo son porque la mayoría de las bolsas comerciales son de plástico y su materia prima, ya se pueden imaginar cuál es, sí, el petróleo. Sabiendo esto, ya es suficiente razón para reducir el uso de éstas bolsas. Sin embargo, el 90% de los objetos que nos rodean están compuestos de plásticos y sus derivados. Y, ¿qué diferencia hay entre un bolígrafo y una bolsa? La respuesta es sencilla, el proceso de formación es el mismo y la Contaminación de ambos es igual. La única diferencia es que se puede evitar el uso de las bolsas de plástico.
¿Existe algún material similar?
Hoy en día, no existe ningún tipo de sustancia alternativa al plástico a un precio similar.
Por lo que se podría decir que es un material irremplazable en la actualidad.
¿Cómo podemos reducir el uso de éstas?
La solución más sencilla sería dejar de usar las bolsas de plástico por completo. Por desgracia, eso es imposible ya que se podría decir que es un material muy resistente y barato para ser sustituido. Así mismo, son de una gran utilidad para el día a día.
La solución más coherente es rehusar. Una bolsa de plástico de "Mercadona" o "Carrefour", puede ser reutilizada muchas más de cinco veces. Por ello, no debemos tirar las bolsas de plástico tras haberlas comprado. Al ser reusadas en varias ocasiones, es posible reducir en hasta un 70% la fabricación de éstas. Lo cual implica que una fábrica de bolsas esté en activo mucho menos tiempo y, entonces, produzca muchos menos residuos tóxicos y contaminantes para el medio ambiente.
En resumen, reutilizar las bolsas implica menor fabricación de estas que, en su consecuencia produce menor cantidad de gases de efecto invernadero.
Otras alternativas
Una diferente forma de dejar de usar bolsas de plástico es comprando bolsas de tela. Aunque, cuestan algo más de un euro, su durabilidad no se mide en usos sino en años.