Hace apenas un mes, un grupo de jóvenes, apedreó a un hombre de 43 años que dormía en la calle. En enero, de este mismo año, el mismo hecho se produjo en la ciudad de La Línea, hubo 7 implicados todos menores de edad.
Maribel Ramos es experta en delitos de odio, trabaja en RAIS fundación y coordina el Observarotio Hatento, asegura que más del 10 % de las experiencias que analizadas en el Observatorio Hatento fueron protagonizadas por menores de edad.
El dato es alarmente, pese a que en la actualidad no se cuenta con estudios específicos que permitan identificar sus causas, entendemos que existe un menor grado de empatía, un mayor grado de cosificación de las personas que se encuentran en situación de sinhogarismo.
También ha cambiado la percepción de la vulnerabilidad y una mayor desprotección de las condiciones mínimas de supervivencia. Estas pueden ser algunas de las causas que desencadenen las agresiones.
La cercanía física no ha acercado a la sociedad su realidad, que continúa siendo en gran medida desconocida. Esto solo facilita la perpetuidad del estigma que recae sobre ellos, los mitos y los prejuicios. La gravedad de las agresiones que sufren, sobre todo cuando quienes les agreden son menores muchas veces es considerado como “cosa de chiquillos, sin mala intención”.