China es uno de los países más afectados por la contaminación atmosférica, su sobrepoblación y la incidencia de la contaminación emitida por las grandes industrias del acero y la electricidad que utilizan el carbón como fuente energética , lleva a cálculos que mantienen que aproximadamente 1,1 millones de personas mueren al año por esta causa. No en vano China es la mayor emisora de gases contaminantes causantes del efecto invernadero.

Hace ya unos años los dirigentes chinos quieren revertir el problema, eliminar la fuente de su continua niebla y volver a disfrutar de cielos azules.

Para ello apuestan fuerte por el uso de energías renovables, especialmente la eólica y la solar. Pero también han retomado una idea desarrollada por los estadounidenses, aunque después la dejaron en el olvido, los reactores de sal fundida.

Aunque no son 100% seguros, si lo son mucho más que los reactores nucleares tradicionales, porque obtienen la energía de una mezcla de sales radioactivas que se disuelven para generar el calor. Al encontrarse en un estado líquido el combustible se convierte en más manejable y por tanto menos peligroso que el comúnmente utilizado en la mayoría de las centrales nucleares.

Aunque no sea la solución ideal si puede ser un buen paso intermedio que permita facilitar el salto al uso de las energías 100% renovables.