Los discursos catastrofistas y apocalípticos no van con Paul Hawken. Él es un hombre práctico y está dispuesto a creer en sí mismo y en la posibilidad de redención para nuestro planeta a través del cambio de actitud de la humanidad. Tiene fe en todas las personas anónimas y en todas las organizaciones realmente implicadas en la transformación del planeta.
Mantiene que el sufrimiento es un gran maestro, pero también que en los tiempos difíciles es cuando surgen las soluciones más creativas, por eso se ha rodeado de un gran equipo para trabajar en buscar cosas que realmente puedan ponerse en marcha.
Cree que los gobiernos nos representan son la base, pero la verdadera inspiración ha de venir de los ciudadanos, llega un momento en el que la verdad es tan evidente que estalla y no puede esconderse más, entonces hay que tomar partido: “vivimos en una planeta finito y con los recursos limitados” hemos de cambiar los esquemas mentales que nos han traído hasta aquí para revertir la situación.
Y es que para Hawken el cambio climático constituye el feedback que nos está dando la Tierra, su manera de conversar con nosotros. En mayo de 2009 fue invitado a dar el discurso de graduación en la Universidad de Portland e invitó a los recién graduados a ponerse en marcha y olvidar todos los mensajes derrotistas.