La reina Letizia ha dado un nuevo golpe de autoridad tras el desprestigio social que había sufrido su imagen pública a raíz del cacareado rifirrafe con la emérita reina Sofía y los supuestos escándalos colaterales que este hecho desencadenó.

Una cena de gala para una reina de cuento

La ocasión para hacerlo, la cena de gala ofrecida por la Casa Real al presidente de Portugal Marcelo Rebelo de Sousa. El medio empleado para reafirmarse ante los medios de comunicación, la opinión pública y especialmente ante “la vieja guardia” de la Casa Real, léase los monarcas eméritos Juan Carlos y Sofía, ha sido su provocador look, luciendo un vestido obra de la revolucionaria diseñadora española Ana Locking, sin duda su apuesta más arriesgada hasta la fecha.

Quienes tuvieron la oportunidad de asistir a la velada, aseguran que la puesta en escena de la reina Letizia, tras el acoso y derribo sufrido los días pasados, fue sencillamente memorable.

Un look memorable

Además del vestido, cabe señalar la profusión de joyas que empleó la reina Letizia en su aderezo personal, precisamente ella que ha manifestado en varias ocasiones su animadversión por las joyas. Se trata de un claro guiño al ala más conservadora de la Casa Real, la que defiende a capa y espada a los reyes eméritos por encima incluso del Rey Felipe VI, ya que la corona española ha empleado tradicionalmente las joyas en el aderezo personal de sus herederos, principalmente en el caso de las mujeres.

El vestido de noche, una especie de burbuja de color azul marino, tachonado de argentas estrellas (cada una de ellas es un perla de considerable tamaño y de primera calidad) sugiere el mismo firmamento, lo cual conferiría un cariz astral y glorioso a su portadora, elevándola por encima de las mezquindades de la vida cotidiana.

Supremacía regia

Es decir que el diseño de Ana Locking aúna un mensaje subliminal de supremacía “ideológica” e incontestable “poder económico”, dos pilares sobre los que se asienta efectivamente el reinado de la actual monarca española.

El vestido, por añadidura, dispone de cola, un poco al estilo del ropaje nupcial, también revestida de ricas perlas.

Y para redondear el dramatismo efectista del mensaje que la reina Letizia ha pretendido mandarnos a todos con su look, se ha tomado la libertad de encasquetar en su regia testa “por primera vez” la tiara de Cartier que en su momento fue propiedad de la Reina Victoria, abuela de Felipe VI, una verdadera maravilla de platino, diamantes y perlas que otorgaron a su aspecto esa regia inmortalidad que podemos apreciar en las imágenes que retratan en los libros de historia a las mujeres que la precedieron en el trono de España.

Y qué decir de los pendientes, también procedentes del legendario joyero real que han heredado durante generaciones nuestras regias damas.Así que en esta ocasión sí que podemos afirmar que la Letizia, para tapar la boca a propios y extraños, realmente se ha ataviado de reina.