Según la ley electoral japonesa los candidatos a las alcaldías deben ser personas físicas, pero uno de los candidatos a la alcaldía de Tama, un importante distrito de Tokio, ha encontrado la forma de saltarse esa prohibición, pues propone delegar en esa Inteligencia Artificial -que ha de suplantar sus funciones- un determinado número de gestiones municipales que históricamente han sido objeto de corrupciones varias durante el mandato de sus predecesores en el cargo.

La Inteligencia Artificial, único garante del equilibrio social

Según el autor de la iniciativa, Michihito Matsuda, de 44 años, de esta forma se garantizaría una administración justa y equitativa, sin tratos de favor, amiguismos ni discriminaciones, ya que al parecer tan sólo la IA, es decir, una máquina, podría garantizar el cumplimiento de esos requisitos demandados por los votantes nipones.

Dicho candidato no ha dudado en bautizarse a sí mismo como Alcalde IA, supeditándose a la presencia de la inteligencia artificial y situándose en un segundo plano respecto a ella, reconociendo así abiertamente su “inferioridad respecto a la máquina”.

Asimismo este candidato ha prometido en su programa electoral sustituir una serie de funcionarios públicos, cuyos cargos históricamente han sido objeto de corruptelas varias, por la gestión directa de esa inteligencia artificial, con lo cual, además, ahorraría una suma importante al erario público.

“Por una política justa e igualitaria, vota IA”

“Por una política justa e igualitaria, vota IA”, es el principal lema de su campaña, que ha sorprendido a la clase política de Japón, sentando un precedente que promete traer cola, según los expertos.

Michihito Matsuda ha prometido a los votantes a través de su cuenta de Twitter que la inteligencia artificial no sólo mejorará drásticamente la gobernación y los modos de vida de Tama, toda una ciudad, aunque sea un distrito de Tokio, sino que sentará las bases para volver más justa e igualitaria la gobernación política del mundo entero, evitando que se repitan las corrupciones y abusos de poder del pasado y el contraproducente protagonismo de los líderes políticos que anteponen sus intereses particulares al bienestar común.

Aunque los críticos de Matsuda aseguran que le está buscando tres pies al gato para arañar votos debido a que también presentó su candidatura a la alcaldía en las elecciones del año 2014, en las que obtuvo unos resultados muy pobres, él insiste en reconocer su inferioridad y por ende la de toda la clase política frente a la inteligencia artificial, y asegura que estas elecciones –la votación se celebrará en los próximos días- pondrán de manifiesto hasta qué punto los japoneses han tomado conciencia de la “necesaria convivencia con la inteligencia artificial”.