Dos meses de encierro y el cabello comienza a mostrar signos de debilidad, incluso puede notarse una pérdida significativa. El cansancio y el estrés provocado por el confinamiento, a causa del Coronavirus, empieza a mostrar sus síntomas: el cabello también se cansa. Y comienzan las preocupaciones cuando aparecen en la ducha, en la almohada, en el baño, en el piso, en el peine, hebras sueltas que comienzan a ser muchas y resulta evidente que hay una pérdida anormal de cabello.

La razón estacional

La primera explicación para esta pérdida de cabello "inexplicable" tiene poco que ver con las medidas de contención impuestas por el Gobierno o el coronavirus.

Es una pérdida de cabello estacional. De hecho, resulta que este encierro tiene lugar en la primavera y es precisamente la temporada durante la cual el cabello se cae más.

Pero sí hay una pérdida excepcional relacionada con la cuarentena y tiene varios motivos subyacentes de los nuevos hábitos incidentes en la salud capilar.

En realidad, no es el aislamiento que hace caer el pelo, sino los nuevos hábitos de ese encierro: menos champú, menos lavados y cepillados. De hecho, muchas personas confinadas han dejado, por ejemplo, de usar champús especiales o antigrasa.

La experta en cabello Jane Mayhead, ofrece una explicación: "Si se reducen los champús y también las sesiones de cepillado, es muy probable que el cabello muerto se acumule, sin caerse, y que se tenga la impresión de perder más cuando se lava".

Todos los días, sin darnos cuenta, caen alrededor de 80 hebras de cabello "que luego se desprenden durante el lavado diario. Si el lavado es cada tres días, se perderá el acumulado de esos días, unos 240 pelos", concluye la especialista. Sin embargo, si el fenómeno continúa o empeora, hable con su dermatólogo para encontrar un tratamiento adecuado.

Pérdida de cabello vinculada al directamente al confinamiento

Además del cambio de hábitos, la pérdida de cabello también puede estar directamente relacionada con las condiciones de confinamiento: las personas no viven como estaban habituadas, encerradas en sus casas la mayor parte del día y con mucha menos exposición al aire libre y especialmente al sol.

Las modificaciones de las costumbres alimenticias y físicas, menos ejercicio y una dieta pobre, también tiene sus serias consecuencias para el cabello y resultante caída.

Motivos psicológicos vinculados al encierro

Otra explicación relacionada con la epidemia de coronavirus también es posible y es psicológica: el impacto del confinamiento en la salud mental es real. Entre los extremos laborales que van desde el teletrabajo extendido, con días que no distinguen lunes de domingo o martes de sábado, al desempleo parcial o total, el manejo complicado de los niños, el miedo a la enfermedad, la preocupación por las personas cercanas o la incertidumbre sobre el futuro, genera consecuencias concretas en el cabello y es muy probable que este se debilite y se caiga.

Sin embargo, esta situación de encierro se puede aprovechar para mejorar la salud del cabello. Primero, conseguir tomar la mayor cantidad de sol, comer sano y hacer ejercicio. Y al tener más tiempo y dedicación, se puede recurrir a mascarillas caseras y naturales con muchos ingredientes, solos o combinados, que están a mano en los hogares para conseguir el ansiado brillo y la salud capilar, como aceite de oliva, huevo, miel, limón. Además de darle un buen descanso de secadores de cabello y planchas.