La Comunidad de Madrid está distribuyendo gratuitamente las mascarillas FFP2 entre los madrileños, a través de las farmacias. Tan solo se necesita presentar el DNI o la tarjeta sanitaria, para recibir sin coste este equipo de protección frente al Coronavirus. Ya son muchos los madrileños que han recogido su mascarilla, sin embargo, desde el Gobierno se ha desaconsejado su uso por la población general y se ha especificado que deberían ser empleadas en casos particulares.
Esta advertencia, tal y como indica el Ministerio que dirige Alberto Garzón, se ha realizado siguiendo las recomendaciones de la comunidad científica.
Asimismo, el Gobierno insiste en la necesidad de no renunciar a las recomendaciones hechas por el Ministerio de Sanidad, en cuanto a distanciamiento físico y lavado de manos.
Además, por prescripción de Salud Pública, este tipo de mascarillas ha dejado de ser dispensada a menores de 4 años, ya que no es recomendable su uso para esta franja de edad.
Solo para sanitarios y colectivos vulnerables
Desde el Departamento de Consumo se ha informado de que las mascarillas tipo EPI (equipo de protección individual), entre las que se encuentran las mascarillas FFP2, están recomendadas únicamente para profesionales sanitarios en contacto con el virus y para la población que forme parte de colectivos vulnerables.
En este último caso, se precisa además una prescripción médica para su utilización.
El motivo reside en que se trata de materiales fabricados para uso profesional, que deberían destinarse a las personas que trabajen con contagiados o pertenezcan a un colectivo vulnerable.
Para la población general, desde el Gobierno se recomienda el empleo de las mascarillas higiénicas.
Siempre y cuando se trata de personas sanas y sin contacto con el virus. En el caso de las personas contagiadas, con síntomas o que sean positivas asintomáticas, el departamento recomienda el uso de las mascarillas quirúrgicas.
Riesgo de contagio por recolocarlas
El motivo principal por el que, desde el Ministerio de Consumo, se desaconseja su utilización por parte de los ciudadanos es porque existe la posibilidad de que estas mascarillas dificulten la respiración, más que los modelos quirúrgicos o higiénicos.
Esto puede conducir a que las personas que las llevan se las recoloquen frecuentemente, con el consiguiente riesgo de contaminación. Tal y como advierten desde Consumo, "personal no especializado puede tender a tocarlas y recolocarlas continuamente, con el consiguiente riesgo de contaminación".
Asimismo, es posible que gente con dificultades respiratorias no las toleren, al igual que personas que desarrollan actividades físicas. Por ello, desde el Gobierno recuerdan que tan solo se deben utilizar bajo prescripción médica.
El peligro de una falsa sensación de seguridad
El material del que están fabricadas este tipo de mascarillas, principalmente destinado a profesionales, puede conducir a generar una falsa sensación de seguridad en las personas que las lleven.
Esto conlleva un alto riesgo, ya que podría provocar una relajación en el mantenimiento del resto de medidas de seguridad, como la distancia social, la higiene de manos y la desinfección de superficies. Continuar con las normas de prevención es fundamental para evitar la transmisión del coronavirus y reducir las posibilidades de que se produzca un rebrote.
Por ello, desde el Gobierno insisten en que la población general debería utilizar únicamente mascarillas higiénicas o quirúrgicas. Asimismo, han recordado que es imprescindible que todas las mascarillas contengan una etiqueta con la información obligatoria en base a la legislación aplicable.