El síndrome o enfermedad de Willis-Ekbom , mejor conocido como síndrome de las piernas inquietas, es un trastorno neurológico en el cual quien la padece presenta un impulso incontrolable de mover las piernas y caminar, cuando está descansando, aunque puede ocurrir también en los brazos, lo más frecuente es que ocurra en las piernas. Conozcamos un poco más sobre este trastorno que afecta alrededor del 10% de la población, aunque muchos investigadores consideran que su incidencia es mayor dado que es subdiagnosticado y pasado muchas veces por alto.

Historia y origen

El primer caso de este síndrome fue descrito en 1672 por el médico Thomas Willis, de allí su nombre, y fue luego cuando se incluyó en la lista de Enfermedades como Anxietas tibiarum (inquietud en miembros inferiores), sin embargo no es sino hasta el siglo XX cuando se conoce más a nivel internacional sobre este trastorno.

Algunos expertos calculan que un 10 % de la población europea y estadounidense padece del síndrome de piernas inquietas, por lo que le atribuyen su asociación con factores raciales o étnicos, al igual que hereditarios. Puede ocurrir en ambos géneros, pero tiende a ser más frecuente en mujeres y aunque puede comenzar a cualquier edad, quienes lo padecen más severamente son en su mayoría de edad media o mayores.

Se considera que tal vez su incidencia sea mayor puesto que muchas personas con este trastorno no consultan porque consideran que no los van a tomar en cuenta, o que algo leve o porque algunos médicos no consideran el diagnóstico, y atribuyen los síntomas a otras causas.

Aunque se desconoce con exactitud su causa, se ha encontrado en algunos casos, asociación con la deficiencia de hierro, el embarazo, la enfermedad celíaca, la enfermedad de Crohn y el consumo de ciertos medicamentos de uso en otros trastornos neurológicos, como los antidepresivos tricíclicos, los inhibidores de recaptación de serotonina y los antagonistas de la dopamina.

De igual modo, factores como el consumo excesivo de alcohol, café y el tabaquismo pueden agravar esta enfermedad.

Síntomas

Esta enfermedad se caracteriza por:

  • Un impulso irresistible de mover las piernas (o los brazos), que puede estar acompañada o no de sensaciones molestas como de “hormigueo”, que en ocasiones pueden llegar a ser incluso dolorosas
  • Los síntomas inician o se agravan durante los períodos de inactividad, como cuando se está sentado o acostado, por lo que es común que tengan además dificultades para iniciar o mantener el sueño.
  • Pueden mejorar o desaparecer las molestias cuando quien padece esta enfermedad se mueve o camina
  • Los síntomas tienden a ser más leves durante el día y más intensos durante la noche

Estos síntomas pueden causar en el paciente alteraciones en su interacción social y el campo laboral, ya que estas personas evitan ir a lugares donde deban permanecer sentados, como en una reunión, el cine, etc.; adicionalmente como no descansan están fatigados durante el día y tienen un pobre rendimiento en el trabajo.

Diagnóstico y manejo

El diagnóstico es clínico, por tanto debe sospecharse en pacientes que presenten los síntomas, tomando en cuenta los factores de riesgo y solicitar niveles de hierro en sangre.

Ante la sospecha de padecer este trastorno de salud se debe buscar ayuda médica. El manejo va a estar orientado a identificar la causa y corregirla, y a controlar los factores de riego y el patrón de sueño; dado el curso de la enfermedad, si no mejoran, en ocasiones se hace necesario tratamiento farmacológico para controlar los síntomas