Los signos físicos de la madurez son un proceso natural y nos recuerda que entramos en una etapa y ritmo vitales, que nos brindan otras posibilidades. Hay que aprovechar esta circunstancia al máximo, ya que esas preocupaciones que teníamos en la juventud, la superamos y podemos disfrutarla sin estrés. Es importante que en este proceso aceptes lo que está ocurriendo. Hay que reconocerlo como el símbolo de una vida plena de experiencias y aprendizajes.

Es fundamental aceptar los cambios que son parte de una evolución normal de la vida. En vez de centrarse en lo que ya no puedes hacer, hay que valorar las nuevas posibilidades que se abren.

Algunas personas afirman que la madurez es el mejor momento de la vida, mejor incluso que la juventud, que suele ser una etapa conflictiva, apresurada, e inmadura. Aunque terminó una etapa, inicias otra más excitante, donde la experiencia adquirida la puedes aprovechar para disfrutar libremente

El límite es el cielo

Las personas que llegan a la edad madura coinciden en decir que es el mejor momento de sus vidas. A partir de la tercera década es cuando el cuerpo está en su apogeo biológico para afrontar las actividades sexuales y reproductivas, y las funciones internas comienzan un declive gradual. Sin embargo, los expertos aseguran que en el caso de la Mujer, llega a la plenitud sexual, distinta a los hombres, pues su libido baja.

Este declive orgánico se acompaña de cambios físicos que se hacen perceptibles a partir de los 50 años de edad. Muchas personas aceptan el envejecimiento como un proceso normal, lento e inevitable, siguen viviendo felices, pero muchas otras, que asocian los cambios con decrepitud y discriminación, lo viven con malestar y dificultad.

Los médicos y psicólogos proporcionan datos que conviene saber y consejos que es beneficioso aplicar, para adaptarse bien a los cambios de la edad y que no lleguen a afectar negativamente el bienestar psicológico y la autoestima.

Aceptación es la clave

Esto es parte de una evaluación normal de la vida. En vez de centrarnos en lo que ya no puedes hacer, hay que valorar las nuevas posibilidades qué se te abren.

Es importante dejar de mirar atrás y lamentar la pérdida de las cualidades y capacidades físicas de la juventud, y vivir el presente, viendo lo que se puede hacer, mantener y aprender de esta etapa. En el transcurso se pueden indagar nuevas dinamismos artísticas, sociales y de ésta manera aprender de aquello que antes no tuvimos la tranquilidad o el tiempo para desenvolver, como un oficio o un hobby.