Quien no ha oído hablar de la dieta de la patata, o la del plátano y el vaso de leche o la de las uvas. Todas ellas son dietas monotemáticas. dietas que, usadas con cabeza son perfectas para superar “el día después” de una juerguecita, superar los pecados culinarios de la “semana santa gastronómica” o, en el caso de las mujeres, les ayuda a perder esos líquidos que acumulan antes de la menstruación.

Ayuno voluntario

Los monjes Zen, cuando se acercan los equinoccios de otoño y primavera, inician una dieta en la que durante tres días únicamente ingieren uvas. Con esto persiguen preparar el organismo para la nueva temporada, al mismo tiempo que eliminan toxinas y líquidos retenidos innecesariamente. A pesar de las magníficas cualidades de la uva como alimento, nadie puede alimentarse equilibradamente tomando un solo alimento, pero es evidente que tiene sus beneficios, siempre y cuando la persona que la practique este en perfecto estado de salud.

Plátano, patata, arroz, etc., sea cual sea el alimento escogido, nunca se debe prolongar este tipo de alimentación más allá de 48 horas y el agua que no ha de faltar.

La pérdida de peso que se produce tras un par de días a monodieta ronda de 1 a 2 Kilos, pero los resultados no son duraderos. Más que una dieta este tipo de regímenes son planes de eliminación, depuración y de desintoxicación, que, si se programan correctamente y se acompañan de unos días de relax mental y físico, resultan perfectos aliados de la forma física, emocional y psicológica. En pequeñas dosis, resulta beneficiosa.

Menú base

  • Dieta de la patata

Para desayunar tomar un zumo de cítricos naturales –pomelo, limón o naranja– sin azúcar, una infusión, también sin azúcar, y una patata asada o hervida sin sal ni mantequilla.

Para almorzar: patatas asada con especias –sin mantequilla ni sal–, puré de patata, sopa de patata, patatas gratinadas.

Para la cena: también patatas en cualquiera de sus versiones –salvo fritas–

  • Dieta de la uva

No importa el tipo de uvas que elijas, ni tampoco hay restricciones de las cantidades ni pudor ante las mezclas.

Para desayunar: un buen zumo de uvas. Infusión de cola de caballo. A media mañana, un puñado de uvas pasas –o un racimo de uvas normales–

Para almorzar, merendar y cenar: uvas; exprimidas, enteras, peladas, con pepitas, sin ellas…

A favor

A todos nos cae bien darle un respiro al cuerpo y ayudarle en la dura tarea de soportar nuestros malos tratos alimentarios.

  • Perfecta para desintoxicarse. Para fumadores, dos días basando su dieta en alimentos ácidos, ricos en vitamina C, les ayudará a arrastrar todos los residuos tóxicos del tabaco y aumentar sus defensas frente a los problemas respiratorios.
  • Contra atascos y retenciones. Para todos los que sufren problemas de retención de líquidos, nada mejor que dos días comiendo y bebiendo fruta, para ayudar al riñón a deshacerse de todo el líquido que pulula por el cuerpo sin ser necesario. Para los que les cuesta cumplir con el cuarto de baño, un día a la semana a base de ciruelas, cerezas o picotas, puede ayudarles a deshacer atascos pesados de sobrellevar.
  • Mantenimiento voluntario. Para los ex gordos, un día o dos al mes de monodieta purificante, a base de frutas, les ayuda a mantenerse en forma.

En contra

Lo peor de una dieta, según confiesan las personas acostumbradas a realizar regímenes de adelgazamiento, es el aburrimiento culinario que producen.

Ese es el factor en contra de las monodietas.

  • Aburrimiento: Por muchas maneras que haya de preparar una patata, si se ha de prescindir en su preparación de la mantequilla, la sal, el aceite o la mayonesa, los recursos se acaban rápido. El aburrimiento dietético está asegurado.
  • Límite: 48 horas. Seguir una monodieta más allá de dos días, sino se está preparado, es un auténtico riesgo para el equilibrio metabólico. Las carencias que pueden aparecer con rapidez, sobre todo si se basan en alimentos como la patata, el arroz y la pasta.
  • Solo para adultos y personas normalmente sanas: Las monodietas, a no ser que las recomiende un especialista, no son buenas para las personas con deficiencias hepáticas o renales, ya que los riñones y el hígado suelen ser órganos que más duro trabajan cuando se trata de limpiar el organismo de toxinas y residuos indeseables para su funcionamiento.