Mucha gente subestima la importancia de realizarse exámenes sanguíneos, pero estas pruebas pueden poner en evidencia enfermedades o condiciones que a veces pasan inadvertidas en una evaluación clínica, por lo que conviene tener al tanto sus alcances y darles su justo valor
Una lupa
La sangre es un tejido líquido que viaja dentro de los vasos sanguíneos y pasa por todo el organismo, distribuyendo a las células los nutrientes y oxígeno que necesitan, a la vez que recoge los desechos productos del metabolismo celular.
Es como una especie de lupa, ya que permite hacerse una idea de lo que ocurre dentro de nuestro organismo, debido a que muchos exámenes de la sangre ayudan a detectar la presencia de muchas enfermedades que pudieran pasarse por alto.
Por ejemplo enfermedades como la diabetes, que inicialmente puede no dar síntomas, puede ser detectada mediante la medición de los niveles de glucosa en sangre
De allí que, un chequeo rutinario anual debería acompañarse de pruebas sanguíneas que complementen el interrogatorio y la evaluación clínica realizada por el médico.
¿Qué exámenes hacerse?
Lo recomendado es que sea el médico quién indique cuales son los exámenes a realizar. Por lo general se solicita una hematología completa, química sanguínea y dependiendo de la edad perfil lipídico.
La hematología evalúa las células del tejido sanguíneo, mide los niveles de los glóbulos rojos, de los glóbulos bancos y las plaquetas, así como los niveles de hemoglobina y hematócrito.
Con la química sanguínea básica, se revisa el nivel de glucosa en sangre, la urea y la creatinina que indican cómo está funcionando el riñón y los electrolitos.
Y ya más especializada, las transaminasas, bilirrubina, proteínas y fosfatasas indican cómo está funcionando el hígado, mientras que el perfil lipídico indica riesgo de enfermedad cardiovascular, y así pudiera continuarse con la larga lista de exámenes que se le pueden realizar a la sangre.
Revisión médica obligatoria
Con la incertidumbre de ir o no ir al médico, muchas personas se realizan exámenes sin indicación médica, lo cual es un error, porque se pueden hacer más pruebas de las necesarias, y se pierde tiempo y dinero, o porque luego igual no son llevadas a que las evalúe ningún médico para que las interprete, pasándose a veces por alto alteraciones en los exámenes que pudieran ser el inicio de una enfermedad que puede evolucionar fatalmente.
O por el contrario puede revelar alguna alteración que sea relativamente inofensiva, y por ignorancia y no buscar ayuda, el paciente lo siente como algo amenazante y por falta de orientación despierta el pánico en él. Y en el peor de los casos, puede conducir a automedicarse por hacerse un autodiagnóstico, ocasionando más riesgos que beneficios.
Acude con tu médico de confianza quién luego de evaluarte decidirá que exámenes de sangre te debes reaizar.