La piel, además de servirle a nuestro organismo de barrera natural contra las agresiones externas (contaminación, frío, calor, radiación solar, diversos productos químicos…), es la carta de presentación con la que nos mostramos ante los demás. Sobre todo, la piel del Cutis.

Por ello, hay que preservar su optimo estado de salud mediante unos cuidados básicos de limpieza, hidratación y protección. Además, es preciso apostar por hábitos de vida saludables como una dieta sana y equilibrada, beber abundante agua, realizar ejercicio físico, descansar lo suficiente y abandonar el hábito del tabaco si lo posee, uno de los más novicios para la salud del cutis.

La importancia de limpia e hidratar

Desde antaño, la principal finalidad de la higiene de la piel ha sido eliminar la suciedad y el mal olor. A partir de ahí, los cuidados esta relacionados con otras necesidades: deseo de refrescarse, tonificarse, prevenir el envejecimiento y gozar de un cutis Saludable. Para ello, hay dos tipos de limpieza: la diaria y otra a profundidad, que realizan los especialistas.

El cuidado diario permite eliminar las secreciones cutáneas y actúa contra la suciedad ambiental impidiendo que los poros se taponen. Asimismo, una buena limpieza también evita el exceso de gérmenes que puedan producir infecciones. Debe realizarse cada mañana, pero el agua no es suficiente.

Es necesaria la ayuda de los tensioactivos, unas sustancias que se encuentran en el jabón y que se componen de una gran parte soluble en agua y otra en grasa.

Solo así pueden eliminarse las partículas de suciedad. Después, hay que aclarar bien los restos de jabón, puesto que, de lo contrario, podrían contribuir a resecar la piel.

Cada tipo de piel requiere un cuidado. Por ello saberlo es fundamental para utilizar los productos adecuados tanto para su higiene como para su hidratación y fotoprotección.

El uso de productos no apropiados podría alterar las funciones naturales de este manto protector y originar problemas dermatológicos. Los jabones más apropiados son los que no alteran el pH cutáneo.

Por la noche, la piel tampoco debe descuidarse y, menos aún, si utilizamos maquillaje. Después de desmaquillarla con leche u otros productos diseñados para este uso, hay que limpiar suavemente sin frotar.

Además, por las noches la piel del cutis empieza a la hora de descanso un proceso reparador que no está de más ayudarla con una buena crema regeneradora.

Hábitos que benefician tu piel

  • Bebe mucha agua (se necesitan dos litros por día como mínimo)
  • Sigue una dieta rica en alimentos frescos, abundantes en vitaminas, minerales y fibra, ya que, gracias a su contenido antioxidantes, ayudan a combatir el envejecimiento.
  • Evita el estrés y la ansiedad, que se manifiestan con cansancio, ojeras, bolsas bajo los ojos.
  • No fumes, pues el tabaco deteriora las fibras elásticas y el colágeno. Además, la piel adquiere un color cetrino y amarillento y se acentúan las arrugas.
  • No expongas tu rostro al aire libre son una crema hidratante con filtro UV y vitaminas anti-radicales.

Como alimentar bien el cutis

La vitaminas y minerales son indispensables para que la piel del cutis luzca suave, tersa y fleje salud.

  • Vitamina C: Activa las defensas de la piel y la protege de las agresiones externas. Además, es un anti-radical libre que previene el envejecimiento, aporta flexibilidad y elasticidad.
  • Vitamina A: Repara el colágeno y suaviza las arrugas y ayuda al bronceado. Su carencia puede provocar hiperqueratosis folicular, un trastorno que torna la piel seca, áspera y escamosa.
  • Vitamina E: Es el mejor antioxidante para frenar la acción de los radicales libre, principales responsables del envejecimiento. También protege de la contaminación y los rayos solares.
  • Hierro: indispensable para la producción de hemoglobina (gracias a ella, la piel adquiere mejor tono). Su carencia puede provocar anemia, que se traduce a una piel más blanca y enfermiza.
  • Cinc: Participa, junto con la Vitamina A, en la síntesis del colágeno, la regeneración del tejido cutáneo y proporciona elasticidad y tonicidad.