Imprescindibles en cualquier dieta, las verduras son un atractivo alimento que se consume en el Mediterráneo desde hace miles de años, con su característico color verde (gracias a su contenido en clorofila), suelen proceder de las hojas, tallos y flores de determinadas plantas. Por eso frutos como el tomate o la berenjena no se consideran verduras, sino hortalizas.

Aunque aportan escasa energía y proteínas (la mayor parte de su peso es agua), proporcionan una gran cantidad de vitaminas, fibras, minerales y elementos fitoquímicos, unas sustancias peculiares de los vegetales que tienen diversos beneficios sobre el organismo.

Tipos de verduras

  • Coles: col, coliflor, col Lombarda, repollo, coles de Bruselas… son algunos miembros de esta extensa familia de crucíferas, que se caracterizan por ser abundantes en antioxidantes y ácido fólico y por su capacidad para prevenir el cáncer y regular la tensión arterial. Estas conviene tomarlas tres veces por semana para aprovechar su acción depurativa y remineralizante.
  • Acelga: Aporta muchas vitaminas (sobre todo folatos, provitamina A y vitamina C) minerales y fibra. La acelga cruda conserva mejor sus propiedades que la cocida, así que se recomienda incluirla en ensaladas. Tras la espinaca, es la verdura más rica en calcio y hierro. Sin embargo, posee oxalatos y debe moderarse su consumo en caso de cálculos biliares y litiasis renal.
  • Judía verde: Ejerce una acción laxante, depurativa e hipotensora. Además, gracias a su contenido en cromo, su consumo habitual desciende los niveles de glucosa en la sangre. La judía verde, proporciona vitaminas (especialmente ácido fólico y vitamina C), sales minerales (potasio, magnesio y hierro) y fibra insoluble, por lo que esta verdura puede resultar indigesta si la tomamos cruda.
  • Espinacas: Se trata de una de las verduras más ricas en provitamina a, ácido fólico, vitamina C, magnesio, hierro y calcio. Cabe destacar su capacidad para proteger la retina. Un inconveniente de la espinaca es que, como la acelga, contiene mucho ácido oxálico y puede contribuir a la formación de piedras en el riñón, en las personas con tendencia a sufrir esta dolencia.
  • Alcachofa: carece de grasas, pero es abundante en hidratos de carbono, fibra y proteínas, así como vitaminas B1, B3 y C, y potasio. Favorece el buen funcionamiento intestinal y hepático biliar, ya que estimula la secreción de la bilis y tonifica el hígado, además, constituye un diurético eficaz, tiene propiedades hipoglucemiantes y contribuye a reducir el colesterol.
  • Lechuga: Proporciona vitaminas (especialmente provitamina A y vitamina C) minerales (sobre todo potasio y calcio) y fibra vegetal. Contiene unas sustancias de acción sedante y somnífera, por lo que se recomienda tomar a la hora de la cena. Y es que, en el caso del insomnio, un buen plato de lechuga facilita la digestión y ayuda a conciliar el sueño.

¿Por qué son tan saludables?

  • Combaten el sobrepeso. Gracias a su acción saciante y su bajo aporte calórico, se indican en dietas de adelgazamiento.
  • Anticancerígenas. La fibra dietética, provitamina A, vitamina C y diversos fitoquímicos, presentes en las verduras ayudan a prevenir la aparición de cáncer.
  • Su alto aporte de fibra estimula el movimiento intestinal, por lo que combaten el estreñimiento y provienen el cáncer de colon.
  • Acción diurética. Por su contenido en potasio, favorecen la eliminación de orina y también ayudan a evitar la hipertensión arterial.