Nos comemos un postre cuando estamos, tristes o felices, cuando queremos festejar algo, animar a un ser querido o simplemente darnos un gusto.

Nos encantan todos los postres, desde los hermosos colores de la gelatina, hasta el congelado sabor de los helados; estos alimentos pueden ser tus compañeros diarios y aun así mantener un peso adecuado. ¿Cómo se logra?: no abusando de ellos, sino hacerlos formar parte de una dieta equilibrada.

Motor cerebral

La glucosa, elemento básico de los postres, es fundamental para óptimo funcionamiento, tanto del cerebro como de los músculos.

Por eso tras un día de intensa actividad intelectual, se nos antoja un sabroso postre. Pero, el consumo excesivo de Azúcar no hace a las personas más inteligente, esta solo es la “la gasolina” que favorece el funcionamiento cerebral. Y en grandes cantidades ocasiona adicción.

Pon mucha atención a los productos para diabéticos

La única diferencia con los regulares es el tipo de endulzante que utilizan, entre ellos: Aspartamo y sacarina, de bajo aporte calórico. Sin embargo, algunos son ricos en grasa. Por ello prefiere los bajos en calorías, grasas y azucares.

Fíjate en la etiqueta

Si tu objetivo es bajar de peso, pero amas los postres, puedes seguir disfrutando de ellos con medidas sencillas. Prefiere los libres o bajos en grasas y azucares.

También debes fijarte en que no tengan importantes cantidades de sodio (sal), ya que el exceso favorece el desarrollo de hipertensión arterial.

Así mismo, siempre evita aquellos con grasas trans, ya que pueden ser causantes de graves problemas de salud, como infartos y enfermedad vascular cerebral. Este tipo de grasas ya están prohibidos en Estados Unidos.

Lamentablemente, todavía se encuentran productos que la contienen.

Los buenos, los malos y ¿Los ricos? Conócelos

No hay alimentos “buenos” ni “malos”; lo inadecuado es comerlos en cantidades desmedidas. Modera tu consumo de azúcares y prefiere aquellos postres que contienen otros ingredientes que enriquezcan tu dieta, por ejemplo, las tartas con fruta (ricas en minerales y vitaminas) o las galletas con frutas secas, como nueces, cacahuetes y avellanas, las cuales aportan grasas insaturadas, benéficas para el sistema circulatorio.

Las gelatinas también son una excelente alternativa para culminar una comida, ya que se digieren fácilmente, brindan una rápida sensación de saciedad, reducen el riesgo de gastritis, mejora la hidratación de la piel y el cabello y fortalecen las uñas.