¿Cuántos de tus deseos se han cumplido? ¿Crees que han ocurrido por casualidades del destino o que has sido tú el responsable de hacerlos realidad?
Deseos prisioneros
A lo largo de nuestra vida atesoramos deseos que permanecen ocultos en el baúl de nuestro corazón, sin saber si algún día se harán realidad.
Muchos de nuestros deseos los etiquetamos como fantasías sin sentido, sueños imposibles o simplemente utopías; por eso los desechamos o los cubrimos con un velo sin dar cabida a su posible realización.
Entregamos nuestras ilusiones al destino y pensamos que si no llegan es porque no nos correspondía alcanzarlas.
Estamos acostumbrados a reprimir nuestros deseos, a guardarlos en un cofre con llave, a esconderlos en lo más profundo, o a negarlos. Otras veces los juzgamos, porque tal vez no van acorde con lo que nos enseñaron, o porque creemos que no somos merecedores de ese premio. Nuestros pensamientos y actitudes se convierten en cercenadores de nuestros sueños.
Nos conformamos con lo que llegue a nuestra vida, si es bueno lo celebramos y si es malo nos resignamos esperando que en el futuro Dios sea más benévolo con nosotros.
Nos cuesta aceptar que somos nosotros mismos los que cerramos las puertas a nuestros deseos más profundos, condenándolos para siempre a vivir prisioneros dentro de nuestros ser. Los deseos son como los pájaros, si les abres la jaula volarán inmediatamente y disfrutarán de la libertad del vuelo llegando tan alto como sus alas se lo permitan.
Si le das alas a tus deseos volarán tan alto como tú lo permitas. Nadie más tiene la potestad de hacerlo.
Cómo lograr que tus deseos vuelen alto
Lo primero que debes hacer es identificar cuáles son tus deseos, pueden ser 2 ó 3, quizás sean más. Nómbralos y escríbelos en un papel. Suéltalos, no tengas miedo.
Visualiza en tu mente cada uno de esos deseos cómo si ya se hubiesen hecho realidad.
Imagina cómo sería tu vida cuando se cumpla ese deseo.
¿Qué emociones te produce pensar en ello? No las reprimas, todo lo contrario, saboréalas y trata de revivirlas cada vez que puedas.
Cada vez que tengas oportunidad de expresar verdaderamente cuáles son tus deseos, hazlo. Tenemos la falsa creencia que si revelamos nuestros deseos o sueños nunca se cumplirán, es todo lo contrario.
Necesitas lanzar tus deseos al universo, por todas las vías posibles, a través de tu pensamiento, palabra, imaginación y emoción.
No te sabotees pensando que todo esto parece ser una receta mágica y no es real, ciertamente es mágico pero tan real como cualquier sueño que hayas cumplido en tu vida: comienza por creer que es posible.
Cuando logres soltar tus deseos te sentirás más ligero y relajado. Ya habrás dado un paso importante para que tu realidad empiece a cambiar. Estarás abierto para recibir lo que deseas, luego tocará esperar sin ansiedad, disfrutando tu día a día.
El deseo es una llave hacia tu verdadero potencial, te contacta con tus habilidades, con tus cualidades, con tus aprendizajes y con los aportes que puedes dar al mundo.
A medida que te conectas con ellos y los concretas, vas profundizando en tus capacidades como creador de tu realidad.
Todo lo bueno que deseas puedes conseguirlo, en la medida en que lo atraigas a tu vida con tus pensamientos, emociones, acciones,palabras y todos tus sentidos.