Si algo caracteriza a la existencia humana es su continua sucesión de cambios. Con independencia de razas, sexos, edades o estatus social la vida es cambio y la capacidad de cada cual para acomodarse a las nuevas circunstancias denota una mayor o menor inteligencia.

Sin embargo, no todos encajamos del mismo modo la Incertidumbre, siendo habitual sentirse desprovisto del control sobre el propio devenir y atenazado por la búsqueda de vías para recomponer la situación. ¿De qué depende poseer una mayor o menor tolerancia la cambio? Si me acompañas lo averiguamos juntos.

Cambio o aceptación

Una de las terapias de la psicología terapéutica que mejores resultados cosecha es la cognitivo-conductual o la terapia del cambio-aceptación.

De acuerdo con ella, tu mayor o menor habilidad para manejar la incertidumbre, sin que llegue a enfermarte, depende básicamente de tu experiencia emocional previa, de tu flexibilidad para actualizar la toma de decisión y de tu miedo al fracaso.

¿No te ha pasado que ante el estrés natural que provoca cualquier cambio sientes que se te acelera el corazón, que sudas o que necesitas comer? La incertidumbre activa nuestras alarmas, también a nivel físico, como mecanismos de defensa ante posibles riesgos o amenazas. En su justa medida, si te sirve para idear nuevas alternativas para salir airoso del atolladero, es saludable.

Si el nivel de ansiedad te inmoviliza o degenera en otros problemas deberías recurrir al ejercicio físico, al contacto con la naturaleza o a la ayuda profesional.

¿Por qué nos medimos por nuestros logros y no aprovechamos el proceso de aprendizaje que nos brinda el cambio? Muchas veces, la autoconcepción de las capacidades de uno mismo influye más en su comportamiento que las capacidades reales.

Dejando a un lado la constante necesidad de agradar a los demás, deberíamos recordar cómo conseguimos salir al paso de una dificultad pasada y qué mecanismos movilizamos para lograrlo.

El miedo al error y la anticipación a riesgos irreales son nuestro peor enemigo en la búsqueda de la felicidad. ¿No crees?

El cambio nos proporciona recursos

Se dice que el hombre es un animal de costumbres, pero al margen de nuestras naturales resistencias a lo desconocido, no es menos cierto que el cambio nos hace más fuertes y nos dota de nuevos recursos para solventar adversidades o conflictos. La incertidumbre implica que ahondemos en nuestro autoconocimiento de un modo generoso y realista.

Imagina que la vida es una cuerda con dos extremos. Las personas con poca tolerancia al cambio se situarían en uno de los extremos, siempre angustiadas y estresadas, rodeadas de peligros para el mantenimiento de su zona de confort.

¿Sabes que si percibes el cambio desde la negatividad te quedas anclado sin posibilidad de avanzar?

Aunque parezca una tontería no lo es. Si permaneces en este supuesto no te das la oportunidad de crecer y disfrutar de la vida. Tu única prioridad será la de encontrar la manera de recuperar tu status quo inicial.

Si, por el contrario, los cambios te resultan estimulantes, los vivirás como retos que alimentarán tu autoestima y te sentirás satisfecho con tu desempeño en la vida.

Lo recomendable es que trates siempre de ponerte metas alcanzables y a corto plazo. De este modo, mantendrás controlada la ansiedad y tu salud te lo agradecerá.

Y tú, ¿en qué punto de la cuerda te sitúas? ¿Eres feliz con tu trayectoria?