Las cifras son alarmantes: 150.000 nuevos diagnósticos de carcinoma o Melanoma al año y 600 muertes con un incremento en la incidencia de la enfermedad de un 38 % en los últimos 4 años en nuestro país.
Sin embargo, pese a la gravedad de la situación los avances médicos (mayor dominio de la gestión quirúrgica de los tumores, mayor conocimiento en el empleo de los inmunomodulares, del láser o de la terapia fotodinámica) están logrando estabilizar el avance fatal de esta enfermedad, tan extendida en nuestros tiempos.
Y ¿qué hay de la prevención? ¿crees que estamos más receptivos a llevar a la práctica los consejos de los dermatólogos?
¿La Regla ABCDE?
El melanoma es el cáncer en la melanina, en otras palabras, en las células que dan color a la dermis y puede llegar a afectar también a los ojos o a órganos internos, aunque estos supuestos son menos frecuentes. Aunque se trata del tipo de cáncer cutáneo más agresivo y mortal, es menos habitual que el carcinoma. Ambos tienen en común su detonante, que no es otro que una escasa, por no decir nula, protección frente a la exposición solar. Se nos olvida que la piel tiene memoria y que las horas de sol acumuladas con el tiempo quedan registradas inexorablemente.
Si tienes lunares desde siempre debes observar que no aumenten su tamaño y que no cambien su forma o color. Lo normal es que muchos lunares, de la pubertad, vayan desapareciendo en la edad adulta. En este sentido, existe una herramienta recomendada por los dermatólogos para realizar un seguimiento y registro, al menos 1 vez al mes, de los lunares de nuestro cuerpo.
La conocida como Regla ABCDE debe sus iniciales a Asimetría, Borde, Color, Diámetro y Evolución. Los lunares indiciarios de un cáncer cutáneo comparten:
- Son asimétricos, una mitad no se corresponde en apariencia con la otra.
- Sus bordes son dentados, irregulares o poco definidos.
- Su color no es uniforme o presentan manchas.
- Superan, generalmente, los 6 milímetros de diámetro, lo que equivale a la goma de un lápiz.
- Varían en tamaño, color o forma con el tiempo, pudiendo incluso nacer nuevos lunares.
Las mujeres de piel clara, las más propensas
Dado que a partir de los 40 años las probabilidades de contraer cáncer de piel se elevan, los cambios hormonales de las mujeres las convierten en el principal grupo de riesgo.
Algo que se ve agravado para las portadoras de pieles claras, ya que su fototipo de piel posee una menor cantidad de pigmento que las hace más vulnerables a la radiación solar.
Como en otros tantos aspectos de la vida, la prevención y la anticipación siempre resultan el tratamiento más beneficioso. Por ello, acostúmbrate a revisar y a anotar cualquier cambio sospechoso o repentino que halles en tu cuerpo. Utiliza un pequeño espejo o recurre a la ayuda de alguien de casa para esas zonas menos accesibles.
Deben alarmarte las llagas que no cicatrizan, las manchas que trascienden los bordes del lunar, el enrojecimiento o inflamación de la zona y, sobre todo, si sientes picor, dolor, sensibilidad, descamación, sangrado o supuración.
Y ahora que acabamos de estrenar el invierno, no caigas en el error de no protegerte del sol. Aunque no sea un día soleado no es una exageración optar por las hidratantes faciales que incorporan protector solar. Tu piel lo merece, ¿no crees?