Los antioxidantes no siempre son tan beneficiosos para el cuerpo como podamos pensar.En algunas situaciones no es que no tengan efectos beneficiosos sino que pueden empeorar la situación.

Sabemos, desde hace tiempo, que a partir del metabolismo se generan unos productos llamados radicales libres de oxígeno que son químicamente muy reactivos y, en consecuencia, fácilmente dañan muchos tipos de moléculas. El DNA, proteínas, lípidos y azúcares tampoco están exentos del daño oxidativo. El principal problema es que las moléculas atacadas por los radicales libres, además de estropearse, se convierten en nuevos radicales libres que pueden atacar las moléculas vecinas, que a su vez se convertirán en radicales libres.

Y así sucesivamente.

Para protegernos disponemos de los antioxidantes. Moléculas distintas que comparten una característica, reaccionan con un radical libre e interrumpen la cadena de reacciones. Estos incluyen:

  • la vitamina C,
  • la vitamina E,
  • los carotenos,
  • el glutatión,
  • el selenio,
  • las enzimas superóxido dismutasa,
  • las catalasas,
  • las peroxidasa, ...

Los daños que pueden hacer los radicales libres son grandes y por eso el cuerpo dispone de muchos sistemas antioxidantes para protegerse. Como son protectores, el razonamiento hasta hoy era:"tomemos muchosy así estaremosmuy protegidos". Y los suplementos de antioxidantes surgieron como setas. Lo que pasa es que se siguieron haciendo estudios para ver cómo disminuían las Enfermedades que, como el cáncer, podían estar relacionadas con el daño oxidativoyahí empezaron los problemas.

El año 1994 se publicó un estudio en el que habían hecho el seguimiento de más de 29.000 hombres fumadores que repartieron en diferentes grupos, algunos de los cuales tomaban suplementos de antioxidantes (carotenos, tocoferoles o placebos). Y contra lo que se esperaba, la ingesta de antioxidantes no disminuyó la incidencia del Cáncer de pulmón. En realidad, la mortalidad aumentó un 8% en el grupo que tomaba los suplementos.

En 2011 analizaron qué pasaba a 34.887 hombres que repartieron en cuatro grupos que tomaban selenio, vitamina E, ambos o placebo durante entre siete y doce años. Después dejaron pasar el tiempo y compraron la incidencia de cáncer de próstata. De nuevo, malas noticias. Tomar antioxidantes aumentaba el riesgo de padecer este tipo de cáncer.

En 2014 hicieron un estudio en ratones para ver qué pasaba si, cuando ya tenían cáncer de pulmón les daban suplementos de vitamina E y de un fármaco antioxidante, la N-acetilcisteina. El resultado fue que los tumores crecían más deprisa si tomaban antioxidantes. Y el mismo grupo acaba de publicar otro trabajo también en ratones, pero sobre el melanoma, donde han encontrado que los antioxidantes aumentan el movimiento de las células tumorales y, en consecuencia, el número de metástasis.

Aún así,no podemos generalizar. Aparentemente los antioxidantes ayudan a las células a "vivir mejor", pero eso también con las células tumorales. Existe el riesgo de que pequeños tumores que morirían por nuestras defensassobrevivan si damos muchos antioxidantes ya que nuestros macrófagos y linfocitos acaban conlos tumoresenviándoles muchos radicales libres.

Con la dieta tenemos los antioxidantes que el cuerpo necesita sin tener que poner a nuestro cuerpo en un estado de exceso de antioxidantes, que es lo que ocurre con los suplementos y lo que a día de hoy se presume que actúa en contra de nuestra salud ante los tumores.