Si piensas que a partir de una alimentación sana podríamos evitar multitud de enfermedades, lo que viene a continuación te va a interesar. Dicho esto, vamos a ver algunas de las normas y exigencias que la Organización Mundial de la Salud (OMS) implanta y, seguramente, nos quedaremos con la boca abierta creyendo que estamos viviendo una mala pesadilla. Aunque ya está empezando a ser un secreto a voces, no viene mal refrescar memorias.
Financiada en el 80% por las industrias farmacéuticas, la OMS, organismo dependiente de la ONU y sus miembros, cuya elección no es llevada a cabo democráticamente sino guiada por grandes intereses, nos dicen, a través de su Códex alimentario, cómo debemos alimentarnos, cuáles son las vacunas y medicamentos que nos convienen y, por supuesto, qué remedios naturales prohibir.
Si estudios científicos avalan la eficiencia de la Artemisa Annua contra la Hepatitis C, ¿por qué se mantiene en sufrimiento a tantos enfermos?
Parece ser que la OMS está muy resignada anunciando que, en pocos años, serán 80 millones las víctimas de Cáncer. Sentencia que viene anunciando desde 2006. Qué bien que, para prevenirlo, recomiendan una alimentación sana y mucho ejercicio. ¿De qué nos sirven sus recomendaciones cuando, amén de farmacéuticas, Bill Gates y Melinda Gates, este organismo está financiado por Monsanto, Coca Cola y Nestlé entre otros? Y, frente a los 3 millones de diabéticos que morirán, siguen prohibiendo el uso de la Stevia.
Un par de ejemplos sencillos: Sal y Vitamina C.
La OMS prohíbe a los profesionales prescribir más de un gramo de Vitamina C cuando su efecto anticancerígeno, precisamente, es a partir de cuatro. En cuanto a la sal, hace unos años, hicieron fracasar una pequeña salina que la producía sin ningún tipo de manipulación porque incumplía las normas de la organización. Según la OMS, tan sólo se puede vender sal etiquetada con un mínimo de un 97% de cloruro sódico frente al 84% del que presenta la sal marina sin manipular.
El consumo excesivo de cloruro sódico, tan dañino, nos obligará, como mínimo, a tomar pastillas para la hipertensión, probablemente, de por vida.
Ante la escasez de dinero público, el 90% de las financiaciones que reciben las universidades para investigación llegan de la mano de industrias farmacéuticas y allegados (véase los Gates).
Estos son los estudios que la OMS da a conocer. Sin embargo, existen multitud de investigaciones científicas independientes, con muy escaso presupuesto, que nos demuestran la eficacia de ciertas plantas curativas y, que nunca reconocerá este tipo de monstruoso estamento porque son remedios que se pueden obtener en nuestra propia casa y de los cuales podemos autoabastecernos libremente.
Uno de estos magníficos trabajos llevados a cabo por Manuel Guzmán, líder en mundial en investigación sobre marihuana y cáncer, "Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad Complutense de Madrid y, Licenciado y doctor en Ciencias Biológicas, se basó en el estudio del efecto terapéutico de los principios activos del cannabis (cannabinoides).
Tumores cerebrales en bebés de no más de 20 meses que, tras aplicarles unas gotas de aceite de marihuana bajo la lengua, se disuelven "milagrosamente". Pero sigue estigmatizada y prohibida porque es de coste cero frente a los 250 mil euros que puede llegar a costar un tratamiento de quimioterapia. Desde aquí, recuerdo a Gandhi y su valiente desobediencia civil. Aunque la OMS se resigne a millones de muertes, yo, no.