El colesterol ha sido considerado un gran enemigo de nuestro corazón, siendo asociado a múltiples enfermedades cardiovasculares y a la posibilidad de doblar el riesgo de sufrir un infarto.
Sin embargo, el Gobierno de Estados Unidos ha optado por eliminar su calificación como un nutriente de alta preocupación para la dieta de sus ciudadanos. No es extraño, si se tiene en cuenta que muchos expertos cuestionan la relación del colesterol de la dieta con respecto al que afecta a nuestra sangre. Este factor ha sido determinante para que los expertos hayan sacado a relucir de nuevo los incontables efectos que alimentos como la mantequilla tienen sobre nuestra salud.
Muchos optamos por sustituirla por la margarina, y su extensión y popularidad ha llevado a empresas como Tulipán a crear la nueva margarina con sabor a mantequilla, la cual en muchas ocasiones tiende a despertar desconfianza por parte del consumidor, probablemente por la mala prensa que tienen hoy día los potenciadores de sabor.
Entre los múltiples beneficios que nos aporta el alimento 'original, destacan sus propiedades antioxidantes, principalmente aportadas por las vitaminas A y E, además del selenio. Por otro lado, es una de las mejores fuentes de vitamina K2, fundamental para evitar la calcificación arterial y con ello la arterioesclerosis. También contribuye a asimilar mejor los beneficios del Omega 3 que están tan de moda.
Además, su ácido linoleico conjugado (CLA) reduce la grasa de la zona abdominal.
Si bien, la grasa es el principal factor que nos frena a la hora de poner este manjar en el carrito de la compra, esta contiene glicoesfingolípidos, que nos protegerán frente a peligrosas infecciones gastrointestinales.
Probablemente, su aspecto más destacado es que estos últimos ácidos grasos propician una notable disminución de las concentraciones plasmáticas de triglicéridos y del colesterol-LDL, ligero aumento del colesterol HDL, disminución de la presión arterial y disminución de incidencia de arritmias.