Hace unos días el Ministro de Economía, Cristóbal Montoro, anunció una deducción en el pago del IRPF a pensionistas en edad avanzada. Al hablar de edad avanzada deja intencionadamente fuera a otros tipos de pensionistas, como los de viudez y de invalidez. Esta posible rebaja, sin embargo, tiene truco ya que solo beneficiaría a un número muy reducido de jubilados. Quizás por ello, ahora también ofrecen una especie de "bonificación" de 100 euros para las pensiones más bajas.

Por su parte, los jubilados no están para que les "vendan la moto", por ello han seguido reivindicando el derecho a una pensión digna y de carácter público, no importando los "ofertones y rebajas" de ultimo minuto del Gobierno.

Pero esta lucha social que lideran los "yayos" tiene muchas aristas que explorar.

La mayoría de las pensiones no son contributivas

El Ministro, probablemente de forma intencionada, olvida mencionar que no todas las pensiones pagan el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas o IRPF. De acuerdo a la propia información que entrega Hacienda, las personas que perciben una pensión inferior a los 12.000 euros anuales están exentas de declarar IRPF. En esta situación se encuentran, según los datos del mismo Ministerio, cerca del 70% de los jubilados. Por tanto, una rebaja en el impuesto a la renta solo beneficiaría a una minoría de ellos.

De este modo, esta supuesta mejora no pasa de ser un nuevo engaño del Gobierno con el que pretende salir al paso de una crisis social en ciernes.

Las movilizaciones por unas pensiones dignas

La crisis no destrozó socialmente España gracias a los jubilados. El paro masivo, la caída del salario medio y el aumento del costo de la vida no supuso una gran hecatombe social debido en gran medida a que los "abuelos y abuelas" pudieron auxiliar a sus hijos y nietos con su muchas veces escuálida pensión.

Sin embargo, el irrisorio aumento del 0,25% del pasado año les ha hecho perder poder adquisitivo frente a un IPC de 1,97%. Este aumento de "mierda", como lo han denominado los propios pensionistas, ha hecho que este colectivo se eche a la calle de forma sistemática este año. Así, desde el pasado mes de febrero, y una vez por semana, que se realizan sendas manifestaciones en todas las capitales de provincia que no cejarán en su principal exigencia, pensiones dignas garantizadas por el Estado.

El objetivo del PP es privatizar el sistema de pensiones

Pero al escuálido aumento del 0,25 se suman otras medidas que hacen presagiar un negro futuro para el sistema público de pensiones. Un par de ellas son vaciar el fondo de reserva de las pensiones y promover los planes privados de pensión.

En primer lugar, vaciar el fondo de reserva de las pensiones –la popular "hucha"– no fue un acto negligente del Gobierno de M. Rajoy. Al contrario, fue una decisión razonada –y muy intencionada– cuyo fin no es quebrar el sistema público de pensiones para dar paso a su privatización. Una vez desfondado se dirá que no hay forma de seguir pagando las pensiones con cargo a la seguridad social, por la falta de cotizantes y dinero público.

De esta forma, añadirán, no hay más remedio que incentivar el ahorro privado.

En segundo lugar, se ha hecho recurrente que bancos e instituciones públicas recomienden ahorrar para la pensión abriéndose un plan de pensiones privado. Esto ha ido en aumento, tan solo con una semana de diferencia, el Presidente de Gobierno y el Presidente del Banco de España han hecho la misma recomendación a los españoles: ahorrar para su jubilación.

Acabar con el sistema de reparto para reemplazarlo por un fondo individual de cotización, es el principal objetivo del PP y de quienes pagan sus campañas electorales. En este tipo de sistema el trabajador con un salario inferior a la media no tendrá ninguna posibilidad de conseguir una pensión que le permita vivir dignamente después de finalizar su vida activa.

Y a pesar de que hay varios ejemplos del fracaso del sistema de pensiones privado en otros países, como Estados Unidos, Argentina y Chile, se siguen promocionando porque representan el último nicho de negocio, la última frontera de la ideología neoliberal, el "capitalismo de casino". Un modelo de inversión que maximiza las rentas del capital transfiriendo los ingresos de los más pobres a lo más ricos.