El Gobierno ha abierto una investigación para esclarecer el modo de financiación de Carles Puigdemont, expresidente de la Generalitat de Cataluña, en Bruselas, Bélgica. A finales de octubre de 2017, el susodicho se fugó a la capital europea junto a cinco camaradas independentistas con el objetivo de escapar de la justicia española, y han permanecido en el exilio desde entonces.

La vida de Carles Puigdemont

A su llegada a Bruselas, el expresidente de la Generalitat residió en un apartahotel, y actualmente vive en un chalet en Waterloo, mientras participaba activamente en el proceso político y electoral de Cataluña.

Según fuentes del Gobierno, la investigación que está transcurriendo quiere cerciorar que no se está utilizando ni un sólo céntimo del dinero público para sustentar la vida de un prófugo de la justicia, y en el caso de que no sea así, conocer el principal medio de financiación de Puigdemont. "Un prófugo de la justicia no va a vivir del erario público", comunicaron fuentes del gobierno.

Un portavoz del Gobierno, además, ha querido advertir a todo aquel que "se le ocurra unas dinero público para apoyar económicamente a Puigdemont o a ese gobierno simbólico que pretenden construir", que las consecuencias de dicho acto serán severas y pasaran por lo penal.

El líder independentista mueve ficha

Los abogados de Puigdemont han declarado este viernes 2 de marzo que pedirán la intervención de organismos internacionales para forzar un diálogo con el gobierno español, asegurando que este se niega a responder a cualquier acto reconciliador.

El Gobierno, por otro lado, aunque agradece la derogación de la investidura oficial de Puigdemont como presidente de la Generalitat, también proclama su descontento con el posible sustituto: Jordi Sánchez, expresidente de la ANC, quien se encuentra en prisión provisional. "El eco que produce alguien que huye de su país es cero", afirmó Méndez de Vigo, asegurando el nulo apoyo internacional que recibirá Puigdemont, y lo fatuo de sus intentos por 'salvar el pellejo'.

Desde luego, esta investigación en curso pone de manifiesto la presión que el Gobierno español está ejerciendo sobre los partidos catalanistas y, sobre todo, Carles Puigdemont, quien se aferra a una posible ayuda por parte de los gobiernos internacionales. De un modo u otro, una reconciliación parece inviable, y sólo queda ver quien ganará el pulso, para volver, poco a poco, a una estabilidad democrática y nacional, ya perdida desde inicios del pasado Octubre de 2017.