La aplicación del artículo 155 significó la destitución de todo el Govern y marcó el final de la coalición independentista de Junts per Sí. Pero no fue sólo eso, también expuso el distanciamiento político y estratégico de los dos principales partidos que la componían, ERC y PDeCat. Ese distanciamiento se hizo más evidente cuando el expresident Puigdemont anunció que estaba en Bruselas, mientras el ex vicepresidente Junqueras se presentaba a declarar en la Audiencia Nacional. El primero es hoy por hoy un "activista político" a tiempo completo en la capital belga, el segundo está encarcelado en Madrid a consecuencia de una decisión judicial que puede catalogarse de desproporcionada.

Por encima de las personas está el país y sus instituciones

Con la Mesa del Parlament ya constituida, diferentes dirigentes de ERC han dejado entrever la reticencia de su partido a apoyar una investidura virtual de Puigdemont para presidir nuevamente la Generalitat. Está claro que la opción telemática defendida por el PDeCat no genera consenso en las huestes de Junqueras y Rovira. Aún así, los ex convergentes insisten en que no hay más candidato que el ex jefe del Govern catalán.

A pesar de las diferencias de criterio entre ambos partidos, el apoyo comprometido al candidato de JuntsxCat es difícil de incumplir para los republicanos. No obstante, hay voces que dan señales de que ese apoyo, al menos en las condiciones previstas, no está totalmente asegurado.

El primero en atizar la presión sobre el expresident fue Joan Tardá. Tras las elecciones del 21-D, el actual portavoz de Esquerra en el Congreso apuntó a que lo imprescindible es conformar un gobierno independentista en Catalunya. En este sentido, ninguna persona (ni Junqueras, ni Puigdemont) está por encima de ese objetivo.

Estas palabras las ratificó hace poco en la Cadena Ser :"lo imprescindible para avanzar es que exista gobierno", señaló.

Unos días atrás le refrendó Ernest Maragall. Al ser consultado por una investidura de Puigdemont que se antoja imposible, el diputado de mayor edad del Parlament señaló que "El país está por encima de las personas", agregando que "No necesitamos mártires, necesitamos un país en pie y una sociedad activa y comprometida con el proyecto republicano".

En estas declaraciones se deja entrever que el miedo al bloqueo institucional es mayor a los anhelos de reponer al Govern destituido por el 155. Entre otras cosas, porque una nueva parálisis política en Catalunya no haría más que aumentar la incertidumbre política y económica en una autonomía que no puede darse el lujo de permanecer intervenida por Rajoy por mucho más tiempo.

La nueva amenaza del Gobierno español que podría reunificar a los independentistas

Pero el nudo gordiano que representa para ERC el apoyo a la candidatura telemática de Puigdemont puede resolverse gracias al enemigo común de los independentistas, el gobierno de Rajoy.

En una decisión que confirma la ineptitud política del ejecutivo español, el Ministro Zoido ha amenazado con activar la euroorden de detención contra Puigdemont, en caso de viajar este lunes a Dinamarca con el fin de asistir a un debate en la Universidad de Copenhague.

El solo hecho que el Gobierno ordene a la fiscalía pedir activar dicho procedimiento al juez puede resultar contraproducente. En el caso de que suceda, Puigdemont podría recuperar el apoyo incondicional y sin fisuras de ERC para ser nombrado President.

Por lo tanto, reiniciar la "cacería" judicial del ex gobernante catalán en otro país de la UE, no haría más que facilitar las negociaciones entre los partidos independentistas en favor de su investidura. También daría un renovado vigor a la figura de un Puigdemont que parece estar cada vez más solo en su personal cruzada contra el Estado español.