El domingo 10 de mayo, unos jóvenes reunidos en la calle escuchando música, entre esta el himno nacional, intentaron ser disueltos por la policía, la cual puso 13 sanciones. Los vecinos que vieron esta escena rápidamente bajaron a la calle y empezaron, cacerola en mano, a gritar “¡Libertad!” contra el Gobierno, al que tachaban de “opresor”. Esta reacción, tildada por El País como la “revolución del 1%” al ser realizada en uno de los barrios ricos de Madrid ha provocado justamente lo que el ministerio de Interior, con una orden mandada a la policía, quería evitar: un efecto llamada en Madrid.

Sin embargo, estas protestas se han extendido más allá de la capital.

Las primeras caceroladas fueron irresponsables, pues no se guardaban las distancias de seguridad sanitaria

Los primeros días de estas manifestaciones fueron tachadas de irresponsables por el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, el cual se desmarcaba de lo dicho por la presidenta de la capital, Isabel Díaz Ayuso, que alentaba a que se manifestasen “un poquito”. Almeida, aunque aclaró que la libertad de manifestación no está prohibida por el estado de alarma, este tipo de actuaciones se tienen que realizar con las restricciones dadas por la misma en cuanto a protección sanitaria que, en caso de no darse, las Fuerzas y Cuerpos de seguridad del Estado actuarán en consecuencia.

La Policía Nacional que, en un principio, en la manifestación convocada y anulada el 9 de mayo en Castellana (Madrid), se dedicó a poner multas por llevar la bandera de España (algo que denunció el sindicato UFP, Unión Federal de Policías, por ser órdenes ilegales recibidas por el Delegado de Gobierno de Madrid), intentó ser utilizada por el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, para acallar las manifestaciones en Núñez de Balboa.

Pero los agentes no pueden reducirlas, dado que el estado de alarma no prohíbe el derecho a manifestación. Eso sí, como dijo Almeida, alcalde de Madrid, habrán de actuar si no se respetan las normas de distanciamiento social para evitar nuevos contagios, algo que se ha evitado sustituyendo la desorganización e irresponsabilidad de las primeras caceroladas, por paseos que respetan las normas del estado de alarma.

La gente ya se manifiesta en las calles más ordenadamente, vigilada por la policía para que no se produzcan altercados ni ilegalidades

Muchos vecinos del barrio céntrico de Madrid afeaban este tipo de conductas, pues las consideran irresponsables y que se podía hacer lo mismo desde las ventanas. Sin embargo, las protestas han despertado en otros barrios de Madrid la indignación, hartazgo y animadversión que sienten los vecinos de dichas partes de la capital por el Gobierno, y se han unido a esta iniciativa (llamada por la gente de Núñez de Balboa como “Resistencia Democrática de España”). Desde barrios pudientes como: Mirasierra, Chamartín o Montecarlo o ciudades limítrofes a Madrid como: Getafe, Pozuelo o Móstoles.

Lo que en un momento se pensó que era una cuestión de 'pijos' ha terminado calando en todo tipo de barrios y ciudades

Además, dichas manifestaciones contra el Gobierno han llegado a producirse delante de la sede del PSOE en Ferraz o delante de la casa del vicepresidente, Pablo Iglesias, en Galapagar. Y de Madrid, estos movimientos ciudadanos han pasado ha ciudades como Zaragoza, Sevilla, Logroño, entre otras. El País señala como VOX intenta equiparar esta movilización de ciudadanos como la que ocurrió en el 15M, además de instigarlas, como ascuas de lo que serán las manifestaciones convocadas por el partido de la ultraderecha en 52 ciudades el 23 de mayo (manifestaciones pendientes de ser aprobadas por las delegaciones y subdelegaciones del Gobiernos en dichas ciudades).

El ambiente de crispación por la mala gestión del Gobierno y por lo que consideran los manifestantes como un intento de coartar sus libertades, fue todavía más sonado si cabe este sábado 16 de mayo, cuando en un edificio de la Castellana se desplegó una inmensa pancarta con la imagen del presidente, Pedro Sánchez, con la boca tapada y con el mensaje “un buen Gobierno obedece”.