El próximo mes de mayo se celebrarán 5 años del estreno en La 2 de Historia de nuestro cine, el ya icónico programa presentado por Elena S. Sánchez que, a pesar de su fuerte reconocimiento por parte del público cinéfilo y de los profesionales del Cine patrio, ha sido objeto de fuertes tensiones dentro de la cúpula de RTVE.

El programa desde el comienzo, se ha caracterizado por tener el valor único de contar entre su selección de películas algunas obras de indudable calado histórico. Películas de autores como Edgar Neville, Enrique Herreros y Nicolás Astiárraga, etc, son trabajos que, o no se habían proyectado nunca en Televisión, o han tenido que pasar por un periodo exhaustivo de restauración debido a su antigüedad y deteriorada condición, que hacían difícil su visionado.

Por lo que muchas de estas películas y de otras que son más conocidas y accesibles, aun siendo muchas de ellas de dudosa calidad artística, poseían un incuestionable valor documental sociológico. De hecho, a diferencia de otros programas como ‘’¡Qué grande es el cine!’’ - conducido por José Luis Garci en la misma cadena en los años 90 - la intención de ‘’Historia de nuestro cine’’ ha sido mostrar un fresco histórico de las diferentes décadas en España a través de su cine. La máxima del programa – sin decirlo explícitamente – es que incluso las peores películas son un reflejo de la sociedad española y por eso, incluso películas denostadas antes – y ahora – merecen un reconocimiento porque, al fin y al cabo, hablan de nosotros.

El programa antes se emitía de lunes a viernes a partir de las 22:00; siendo los viernes, además, el día del coloquio; en el cual, después de la película programada para ese día, acudían personas relacionadas con cada una de las cintas proyectadas esa semana para hablar sobre cómo esas películas habían marcado la época en la que se enmarcaban cada una de ellas.

Un nuevo rumbo para el programa

El gobierno socialista, por tradición o por historia, siempre ha contado con la simpatía o la connivencia del cine español. Por eso, Pedro Sánchez, recién nombrado presidente del gobierno después de sus primeras elecciones, sorprendió a muchos (o quizá no) cuando eligió a la veterana periodista Rosa María Mateo como presidenta interina de RTVE y ésta decidió convertir el programa diario en un programa semanal, siendo el viernes (para muchos expertos el peor día de emisión) el día elegido.

Muchos profesionales del mundo del cine – entre los que se encontraban Mariano Barroso, Alfonso Ungría o Agustín Almodóvar – echaron el grito en el cielo por considerar que el programa era una plataforma muy importante para reivindicar la historia del cine español y el cine patrio en general y que debía continuar con el horario establecido.

Estando RTVE detrás, además, lo hacía aún más inexplicable, siendo ‘’la cadena pública’’ un baluarte para el concepto de televisión al servicio de los españoles (sirviendo de garante no sólo para su entretenimiento sino como medio cultural). Tiene menos sentido también que sea el viernes, teniendo en cuenta que se mantiene el coloquio.

Con el formato diario, el programa se hubiera dejado de emitir en marzo de 2019, pero con el formato actual, el programa dejará de emitirse a lo largo de este año.

Jesús Quintanar, director del programa, acordó con los responsables del ente público que el programa se dejaría de emitir – como estaba inicialmente previsto – cuando se cumpliesen 1.000 emisiones.

Eso sí: se mantendría el formato actual de tener sólo una emisión semanal para los viernes. Esta decisión, además, ha obligado a renunciar a los ejes temáticos (cada semana se abordaba una temática distinta – desde cómo se abordaba el divorcio como novedad social a peculiaridades de producción, como un extranjero interpretando el papel protagonista). Esta reducción también ha supuesto un enfoque más ‘’comercial’’, si cabe, de las películas elegidas para el programa.

Ya no se emiten películas de los 40 o 50 como se hacía antes al no ser tan rentables en términos de audiencia, por lo que se está apostando, quizá como no podía ser de otra forma, por películas de los años 70 y posteriores para el ‘’prime time’’.

Sin embargo, la segunda película que se emite cada noche, sí suele ser más antigua, aunque cabe decir que, por ponerla tan tarde, muchas de estas ''rarezas desconocidas'' han pasado - o pasan - desapercibidas.

El motivo de estos cambios y de las tensiones dentro de RTVE y que desembocaron en la toma de decisiones que afectaron al programa (más allá de la situación que se produce en contextos de relevos en directivas), no están del todo claros. Si bien la postura oficial en su momento fue que la intención era ‘’poder mostrar al público películas de diferentes latitudes’’, se sospecha que todo viene de la incomodidad que había dentro de RTVE por depender tanto de José Frade como de Enrique Cerezo, los dos productores que poseen los derechos de la mayor parte de las películas emitidas en el programa.

Hay que recordar que TVE gastó un millón de euros en comprar cine español a la productora de Cerezo gracias a los votos de los consejeros del PP. Se estima que el productor es dueño del 80% del cine de este país. Todo según información de El País y eldiario.es.

Se diversifica la oferta televisiva

Historia de nuestro cine es un programa valioso que no está recibiendo el trato que merece. A pesar de la voluntad (respetable, por otro lado) por parte de la nueva cúpula de TVE de no contribuir a un caso de monopolio, la verdad es que si se llevó a cabo en un principio, fue porque no hubo ninguna ley anti monopolio que impidiera que Cerezo acumulara un porcentaje tan alto de derechos cinematográficos, según conversaciones privadas con antiguos colaboradores del programa.

El querer diversificar la oferta televisiva y mostrar cine de otros países es aceptable, pero el que hayan reservado un día como el viernes para el programa (teniendo en cuenta que mantienen el coloquio) parece producto de una decisión tomada para perjudicar al programa y a su equipo. Sería bueno que considerasen un cambio de día, a pesar del recorrido que ya lleva.

Salvando las distancias, de la misma forma que a los toreros siempre se le ha dicho que deben implicarse en el boicot antitaurino, la gente del cine español debería implicarse más de cara a defender lo que es suyo y lo que les da de comer. Llama la atención que en las últimas dos galas de los Goya no se pronunciase una palabra, reivindicando un mejor trato al programa. Sería de desear que con el quinto aniversario de ‘’Historia de nuestro cine’’ se percibiese un cambio de postura en el sector.