¿Usted ha notado cómo los niños aprenden más fácilmente? Este aprendizaje y acumulación de información que ocurre de manera más eficiente cuando es más nuevo vale también para el aprendizaje de otras lenguas. Es por eso que es conveniente colocar a los niños temprano para estudiar inglés o cualquier otro idioma.

Edad y el aprendizaje de idiomas

Se cree que cuando se llega a la fase entre 10 y 12 años la facilidad de aprendizaje comienza a disminuir poco a poco, pero eso no es una regla. La variación del ambiente en el cual el niño vive es importante para que esto sea retardado.

Colocar al niño en cursos y estimularlo a leer es una manera de retardar esa disminución en la capacidad de aprender.

Para identificar la edad crítica donde realmente el individuo comienza el aprendizaje, es necesario observar la biológica, cognitiva, los factores afectivos, el medio ambiente y la entrada de idioma. Entre los factores biológicos más importantes está la ubicación del cerebro. Los neurólogos, a través de estudios, descubrieron que hay una migración del cerebro hacia la parte lateral del cráneo con el paso del tiempo y eso comienza en la adolescencia.

Con esta migración, la interconexión de las dos porciones cerebrales es mayor cuando es niño que cuando es adulto y eso ayuda a tener un momento máximo de aprendizaje en ese grupo de edad.

Recordando que el lado izquierdo es el lado lógico y el lado derecho es el que procesa las experiencias para transformarlas en conocimiento. También tiene la agudeza auditiva que es superior en niños y adolescentes y eso interfiere positivamente en el aprendizaje.

Factores cognitivos

Otro punto de suma importancia, principalmente en lo que se refiere al aprendizaje de otra lengua, es la formación de la matriz fonológica.

El adulto que sólo aprendió la lengua de su país es entrenado para escuchar y reproducir los fonemas de la lengua madre. El niño está en fase de construir esa matriz fonológica y, por eso, tiene hábitos menos enraizados y filtros menos desarrollados, estando preparado para ampliar su matriz fonológica.

Además, el niño está en fase de creación de sus habilidades cognitivas y éstas vienen de la experiencia a la que se somete, mientras que el adulto ya tiene un equipaje más grande guardado.

Por fin y no menos importante está la cuestión psicológica. El adulto, por un motivo u otro, puede no sentirse motivado para aprender una nueva lengua. Al mismo tiempo, el niño no tiene una experiencia previa y ve la novedad como un desafío interesante y motivador, facilitando el proceso.