La sorpresa realmente sería ser sorprendido, valga la redundancia. Y es que en estos tiempos de redes sociales plagadas de facilidades en cuanto a ideas originales, lo tenemos bastante difícil. San Valentín, ese santo que muchos ni conocen, que otros tantos temen, que otros muchos utilizan para ponerse a prueba en cuanto quién quiere más a quién, qué regalo supera a cuál, quién se ha gastado más dinero que quién...

Hoy en día ya no se compite por hacer sentir al ser amado el más amado, sino por subir esa foto perfecta, con el regalo perfecto, con la pose perfecta, de nuestra ideal y perfecta vida de pareja, en este perfecto día de San Valentín.

Realmente sorprende la cantidad de fotos "instagrameras" que intentan convencernos de las relaciones perfectas cuyos filtros han de ser probados una y otra vez creando para ello una ansiedad que no llegará nunca a merecer esa pena. Me sorprende la cantidad de personas que con la boca chica se jactan de explayar a los cuatro vientos que este día es un invento, que San Valentín ha ser cualquier día del año, que las "mariposas del estómago" ya volaron...cuando en sus ojos se lee una extraña tristeza y quizá un anhelo de volver a sentirlas dentro de ellos.

San Valentín, ¿invento o pretexto?

Las campañas publicitarias nos acribillan con bonitos corazones rojos, como si los corazones pudieran ser solo de un matiz, como si este día tuviesen que ser más rojos que cualquier otro.

Los hombres entran en la tiendas de lencería entre avergonzados y divertidos, a comprar esa prenda erótica que tal vez reavive una llama que creen apagada. Otros compran lencería porque es lo típico. Otros se crean una ansiedad sobrenatural por comprar ese regalo perfecto, ése que sorprenda por su precio y no por su detalle, que sorprenda por su tamaño, no por su calidad.

Y luego está el sexo.

Es el sexo del día de San Valentín. Es el sexo que "hay que hacer" porque es el día de hacerlo, y si no lo haces, es que algo va mal, porque si estamos obligados a hacerlo hoy es porque es el día de los enamorados, y los enamorados hacen el amor...

Cariño, pasamos de este día....¿no?

Luego están los que son conscientes de lo que para ellos, es la idea del amor.

Éstos te cuentan que el día de los enamorados es una invención de las grandes compañías de joyas y perfumes, te cuentan que para ellos cualquier día es San Valentín. Están las parejas que se dicen que no se regalen nada ese día, que ellos están por encima de esas cosas, que no creen en esas tonterías...pero en el fondo esperan ese gesto, esa caricia, esa felicitación....están esa mujeres que cuando van a trabajar, ven aparcada en la esquina de su calle una furgoneta de una floristería y ven salir al chico que trabaja en la misma, portando un ramo de flores tan grande que le tapa la cara. Todas piensan lo mismo: ¿para quién será?... afortunada la dueña de tan colorido y hermoso ramo...

El caso es amarnos, querernos, menos si es mejor.

Da igual si va acompañado de flores, lencería o joyas. Da igual siempre que la intención sea quererse mucho, quererse bien, no importa si ese día es San Valentín o si es martes y 13.

Sólo amar y amarse. Todos los días de nuestra vida. Hasta que se rompa el amor. Y si se rompe, no pasa nada. Quedan más días para enamorarse.