Seguramente muchos calificarían "La forma del agua" como una película, hasta cierto punto, complicada y amorfa, de tintes peculiares y una línea narrativa nada convencional. No obstante, más allá de lo permitido, de lo posible, Guillermo del Toro ha intentado triunfar sobre el rigor y los estereotipos de la realidad, mismos que establecen las pautas para insertar o no ciertos elementos dentro del ámbito cinematográfico, y que debemos aceptarlo, suelen ser bastante arbitrarios. (Nadie, por ejemplo, ha criticado que Avengers: Infinity War, sea la combinación más heterogénea de la historia, presentando elementos que también nacen en el mundo fantástico.)

El mundo que no percibimos siempre ha estado ahí

Aunque es cierto que podríamos hallar la génesis de este mundo invisible en El laberinto del Fauno, este nuevo proyecto finalmente se arriesga por completo para mostrarnos que la realidad no se limita a los hechos, y en cambio, se manifiesta según las posibilidades, mismas que pueden superar los límites de nuestra propia imaginación.

Ahora bien, Del Toro no intenta fusionar la Fantasía con la realidad, como otros tantos directores o artistas, quienes finalmente crearon obras de un aspecto que podría parecernos escasamente armónico. Tampoco intenta decirnos que las criaturas fantásticas, que los monstruos o las hadas, habitan nuestra vida cotidiana dependiendo el nivel de nuestra imaginación. En realidad, arriesgando el todo por el todo, nos afirma: "La realidad es fantástica".

A través de una ambientación definida de acuerdo con las necesidades de la historia, y compartiendo con nosotros ciertos personajes increíblemente humanos y fantásticos al mismo tiempo, (con sus propios deseos o fantasmas), Del Toro nos muestra a una criatura que solo ha vivido en las leyendas populares o los mitos, como un elemento intrínseco de la realidad.

Uno puede sentirlo así, real, porque es posible. Y con mayor valentía, nos enseña cómo puede relacionarse esa criatura con una mujer que no puede hablar, tratando el vínculo con el delicado tacto de lo real.

En ocasiones, al leer una historia o ver algún film con tintes fantásticos, indudablemente llegamos a pensar: "Esto es un cuento de hadas", "Eso jamás podría suceder", y sin embargo, aquí tenemos una historia que desmiente todo eso para recordarnos que en este mundo lo "real" y lo "fantástico" son posibilidades del mismo universo; los límites entre uno y otro sólo son definidos por nuestros prejuicios.

Naturalmente, para disfrutar este tipo de películas es necesario abandonar todo tipo de prejuicio o superstición; olvidar los viejos cánones del Hollywood comercial que acostumbramos consumir y, sobre todo, abrirnos, precisamente, a la posibilidad de estar equivocados cuando creemos que solo nosotros somos reales.

¿Nuevas propuestas o puntos débiles?

Es cierto, como cualquier proyecto, "La forma del agua" no es una cinta perfecta, que carezca de inconsistencias o ciertas incongruencias, pero debemos reconocer que ha conseguido atrapar la curiosidad e interés de un sin número de personas alrededor del mundo, que dicho sea de paso, no puede ser casualidad.

De modo que la propuesta de Guillermo del Toro, aunque pueda describirse como "rara", sin duda ha ganado su lugar dentro de los proyectos que merecen recibir un reconocimiento. Recordemos que todo lo nuevo, siempre suele ser recibido de tal manera, aunque eso no significa que carezca de valor artístico y humano.