Ante las próximas elecciones de México, donde se elegirá al presidente de la república, el escritor peruano vertió una Opinión que incomodó a una gran parte de la población. Asegurando que la victoria del "populismo" sólo traerá un retroceso al país, Vargas Llosa despertó la indignación de los ciudadanos, quienes han expresado continuamente su inconformidad con un partido político que en diversas ocasiones ha manipulado los resultados de las elecciones a nivel nacional: Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Vargas Llosa y la política mexicana
Considerado, con justa razón, uno de los escritores que mantienen viva la Literatura Latinoamericana: desde el boom y hasta nuestros días, el autor ha legado obras memorables, iconos de la cultura y la forma de vida que transcurre en diversos puntos de la región.
Mencionar sus obras y galardones sería una tarea vana; Vargas Llosa es precedido por un estilo agudo, y todas aquellas historias que reflejan el sentir y el pensamiento de países como República Dominicana o el propio Perú, hogar del Nobel de Literatura. Por mencionar dos ejemplos, citemos La ciudad y los perros o La fiesta del chivo; el primer título es considerado, precisamente, como la obra donde el autor consolidó su estilo para llegar al mundo literario con las puertas abiertas.
Ahora bien, una de las tareas que todo escritor adquiere con el paso de los años, o incluso desde sus primeras obras, consiste en criticar las fatalidades del mundo a través de diversas situaciones y dotando a sus personajes con juicios propios o argumentos que arrojarán las premisas necesarias. Por citar nuevamente La Ciudad y los perros, Vargas Llosa pone en tela de juicio el sistema de formación militar, donde se premian ciertos comportamientos que supuestamente tienden hacia la construcción de una identidad correctamente "masculina" en los jóvenes, mientras observamos todo tipo de abusos y aberraciones que nos conducen a una imagen completamente distinta.
Aun así, también es cierto que todo escritor y escritora posee la capacidad para llevar sus propios juicios al mundo real, como cualquiera de nosotros haría mientras ejerce su derecho a expresarse libremente: podemos estar de acuerdo con determinada ley, o expresar nuestra inconformidad hacia la misma; criticar el sistema capitalista o enfocarnos en menospreciar los supuestos avances de otros sistemas económicos.
La diversidad de opiniones, en otras palabras, caracteriza nuestro contexto, capaz de difundir a todo el mundo una simple y vana idea gracias a las redes sociales.
Seguramente el mayor error de Vargas Llosa fue verter una opinión política sobre un sistema bastante delicado, tanto que a veces da la impresión de caerse a pedazos. Decir, en este caso, que votar por Andrés Manuel López Obrador (la izquierda) significaría un retroceso para todo México es incluso un abuso de ignorancia por parte del autor. Seguramente no ha leído la historia del país, o bien, ha olvidado ochenta años de "dictadura perfecta", tal como se le ha nombrado al gobierno del Partido Revolucionario Institucional (PRI), mismo que se ha tomado la delicadeza de permitir el enriquecimiento ilícito de todos sus miembros, incrementar la deuda externa, elevar los impuestos a la población y mantener la corrupción en las dependencias gubernamentales.
El escritor contra un país donde se quemarían libros por censura
Tan delicada es la situación política en México que los comentarios del premio Nobel de Literatura han generado diversas opiniones (negativas, por supuesto) sobre su figura, principalmente en redes sociales, aunque seguramente el caso más extremo podemos encontrarlo en las declaraciones vertidas por una académica simpatizante de Andrés Manuel Lopez Obrador, quien consideró justo convocar a la quema de todos los libros publicados por Vargas Llosa.
Probablemente el autor no había considerado que ochenta años de gobierno por el mismo partido político han sumido a una inmensa parte del país en condiciones comparables con los siglos XVIII y XIX, y que se han marginado tantas zonas que hoy en día es posible encontrar formas de pensamiento tan retrógradas que no hay manera de justificarlas.
De cualquier manera, a pesar de sus juicios, no será hasta los próximos comicios donde se compruebe qué tan preparados están los ciudadanos en México para retroceder o afrontar la responsabilidad de avanzar, sin la opinión de externos.