Todos nos hemos encontrado, al menos una vez, con autores o críticos recomendando: "Los diez (o veinte o cincuenta, o incluso cien) libros que debes leer antes de los treinta" o antes de morir. En tales recomendaciones siempre figuran los mismos títulos, clásicos que se remontan a los griegos, los romanos, el periodo que comprendió la edad media, el renacimiento o el siglo de oro español.
Hoy en día, incluso se han añadido a la lista ciertas historias que pertenecen a nuestra caótica modernidad.
Lamentablemente, nunca o muy rara vez encontraremos "La historia interminable" como ejemplo de esos grandes #Libros que todos deberíamos leer alguna vez en la vida. Es una lástima, sin duda, y aunque podríamos indagar en las posibles razones, seguramente estas podrían ser tan variadas e inciertas que resultaría poco provechoso intentar encontrarlas para quedar satisfechos.
¿Por qué debería ser esta novela un clásico obligatorio?
"La historia interminable" no es una lectura destinada estrictamente a un público infantil (y por supuesto, esto no significa que los libros infantiles carezcan de valor), si bien es cierto que las adaptaciones cinematográficas se encargaron de amputarle su carga filosófica y desmenuzar sus enigmas para volverse más comerciales (objetivo que de todas formas no se cumplió); antes bien, encontraremos entre sus páginas, varias preguntas que han preocupado al espíritu humano y sus posibles respuestas, aunque, obviamente esto requiere de mucha atención y una imaginación vivaz.
Uno de los postulados más importantes nos lleva a preguntar qué función cumplen las fantasías en la vida de la humanidad y a dónde van, o cómo se transforman cuando los hombres y mujeres se creen demasiado maduros o adultos para mantenerlas en pie. Tal vez, se vuelven mentiras; tal vez, cuando nos apartamos de ellas, es más fácil que cualquiera nos manipule etc. De modo que el objetivo principal de cualquier sistema opresor contemplaría enseñar a las personas cómo ser cuadradas y no soñar.
Michael Ende, por otro lado también nos regala uno de los enigmas que podrían ocupar horas de conversación: ¿cómo sabemos que nuestra realidad, es la realidad última? Es decir, ¿y si nosotros fuésemos la historia que alguien más está leyendo?
Se perfilan así, planteamientos que ocuparon incluso a los griegos.
Recorriendo la fantasía
De cualquier forma, entre sus aventuras, nuestro joven protagonista (y digo nuestro porque el autor lo señala perfectamente a través de un personaje: "La historia interminable" pertenece a todos), descubrirá qué propósito cumplen las fantasías, el peligro de los deseos y la fatalidad de cumplirlos al pie de la letra, así como el valor de ser capaz de amar.
Bastian Balthazar Bux encontrará amigos y admiradores, historias por contar y también historias que no debían contarse; pero, sobre todo, mientras recorre el increíble mundo de fantasía, el joven deberá conocerse a sí mismo para volver a su mundo y encontrar el mayor de sus deseos, el verdadero y más importante.