En esta elección legislativa se reavivó el debate sobre el sistema electoral establecido por el kirchnerismo en el año 2009 que establecía las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (paso) mediante la cual los ciudadanos eligen, a través de primarias, a los candidatos que competirían en las Elecciones generales.

Ejes del debate

Para estas elecciones la mayoría de los partidos resuelven sus internas puertas adentro y presentan lista única, por lo que a esta elección se la conoce más que nada como “gran encuesta electoral”. Uno de los motivos más criticados es el costo económico de la elección, $2.800 millones equivalentes a u$d164 millones.

Otro argumento es su inutilidad por el abuso de la lista única. En la foto adjuntada se puede ver un ejemplo de los partidos presentados y sus candidatos, como se observa prácticamente no hay internas. Un ejemplo es el de la ex presidenta Cristina Kirchner que se separó del Partido Justicialista para no ir a internas con su ex Ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, fundando la nueva agrupación Unidad Ciudadana.

La falacia de los argumentos

La moda del ajuste se impuso en la argentina al punto de llegar al costo de las elecciones. Hablar de dinero en estos casos resulta ser una actitud antidemocrática. Podemos debatir qué sistema electoral queremos tener, pero no tiene que ser un punto de discusión eliminar una elección por su alto costo.

Esto podría derivar en otros debates como el que quiso imponer la vice presidenta Gabriela Michetti, quien polemizó por las elecciones legislativas de medio término considerándolas nocivas para los planes del gobierno.

Tampoco es cierta la inexistencia de internas. A nivel local hubo varias, donde se pudo remover a varios intendentes del Conurbano bonaerense que estaban hace años en el poder.

Pero a nivel nacional también se utilizan, el caso más emblemático es el de la coalición Cambiemos, formada por el PRO, del presidente Mauricio Macri, la Coalición Cívica de Elisa Carrió y la Unión Cívica Radical, en ese momento comandada por Ernesto Sanz. Los tres se presentaron a las PASO donde Macri resultó vencedor.

Propuesta

Un sistema similar funciona en Estados Unidos, pero allí hay dos partidos claramente establecidos y que perduran con los años, algo que acá no sucede. En Argentina las principales figuras son las que traccionan los votos, por lo que arman y desarman partidos libremente. Los votos de Cristina Kirchner le pertenecen a ella, por lo que pudo irse del PJ, formar un partido nuevo y aun así liderar las encuestas. En un contexto con partidos políticos tan débiles pero políticos tan fuertes las PASO no terminan funcionando para la democratización de los partidos.

La reforma debe ser profunda. Las PASO no mostraron, en estos pocos años de práctica, ser una herramienta que llevara democracia a los partidos políticos.

El país debe darse un nuevo sistema electoral en varios puntos, priorizando la unificación de sistemas entre los distintos distritos. Hoy existen sistemas de mayoría simple, doble vuelta con el 50% o, a nivel nacional, doble vuelta pero solo con el 45%. También hay prácticas que atentan contra la democracia, como las listas colectoras, que en Tucumán en 2015 llevaron a presentarse a 355 partidos de los cuales muchos coincidían en el candidato a gobernador. También hay sistemas que permiten la reelección, caracterizados por intendentes o gobernadores que pasan varias gestiones en el poder, y otros distritos que no.

Al mismo tiempo se debe avanzar en un modelo de boleta única, sea en formato papel como la provincia de Santa Fe o en formato electrónico como la Capital Federal y Salta.

El actual sistema de boleta múltiple no puede seguir existiendo. El robo de boletas es una constante, además del alto costo que supone la impresión de las mismas boletas que puede conllevar a corrupción ya que si bien el Estado paga a los partidos por estas boletas, luego no controla que el partido efectivamente las imprima, pudiéndose quedar con un dinero importante destinado a otra cosa. Esta es la discusión que tenemos que dar, qué sistema electoral vamos a tener a futuro, no cuanto nos costará económicamente.