El domingo, 28 de abril, la Fundación el Libro, institución organizadora de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, presentó la publicación de La música interior de los leones, libro de cuentos que resultara ganador de la edición 2018 del Premio Literario; premio que, en sus tres años de existencia, ya se ha colocado entre los más prestigiosos (si no el más) de certámenes y concursos de cuentos de habla hispana.

El viernes, 26, Martín Cristal (Córdoba, 1972) nos dio una entrevista que, a la par de amena, fue un intenso recorrido por su trayectoria literaria, en un periplo que lo ha llevado por Buenos Aires, México, y nuevamente de regreso a Córdoba, donde reside desde 2004.

Entrevista al escritor Martín Cristal

R: Comenzando por lo más reciente, cuéntanos un poco acerca de La música interior de los leones.

M: Son ocho cuentos que transcurren en la ciudad de Córdoba, y creo que tienen un componente de ciencia ficción bastante más evidente que lo que el Jurado quiso decir. A veces creo que se dice como con un poco de vergüenza que un texto tenga que ver con la ciencia ficción. A mí, como lector, me encanta, por lo tanto lo digo sin ningún prurito. De hecho estos cuentos surgieron para una revista que hacíamos con tres amigos más en Córdoba, que se llamó Palp, con "a", mal escrito a propósito. Este proyecto era una revista-libro, con lomo, de 150 páginas, que iba a salir semestralmente, de la cual llegaron a salir dos números.

Uno de los cuatro que hacíamos la revista era el editor, Diego Cortés, que lamentablemente falleció a los 39 años debido a una cardiopatía congénita, y la revista se quedó ahí, cuando se estaba armando el tercer número. Pasa esto, y yo me quedo con toda una serie de ideas y apuntes que había escrito pensando en publicar en la revista.

Entonces, seis meses del fallecimiento de Diego, decido agarrarlos y desarrollarlos, ya sin limitaciones de extensión ni fecha de entrega.

R: De hecho el Premio de la Fundación el Libro tiene un mínimo de caracteres…

M: Exacto. Pide una cantidad de páginas, que en formato libro te queda en unas 250 páginas, que excede un poco el límite del libro de cuento corto argentino.

Grandes Libros de cuentos argentinos, como Bestiario, de Cortázar, no llegan a esa cantidad, pero para estos cuentos de ciencia ficción, donde el relato es un poco más extenso, me vino al pelo. De todas formas, en su génesis, yo los había pensado para publicarlos en esta revista y con la editorial de Diego.

R: Me llama la atención el título del libro.

M: Curiosamente, el que le da el título al libro, es el único que no está dedicado a Diego, a su memoria. Este amigo que falleció tan joven…

R: Claro. Linda forma de homenaje también, ¿no?

M: Sí. No nos queda otra. Yo preferiría un abrazo con él (se emociona) Pero no nos queda más que esto… El octavo cuento surgió porque en un diario de Córdoba, La Voz del Interior, durante el verano suelen hacer series de lecturas.

En enero de 2017 querían publicar un texto de ciencia ficción, y como yo había estado trabajando en esta revista, Palp, me hicieron la propuesta. Esto me llevó a investigar sobre temas que me interesaban, como la clonación y la extinción de ciertas especies, concretamente de los leones. Estaba en la investigación, tenía un plazo de entrega, y en esos días fallece mi papá. Perdón, pero este libro viene cargadito con estas cosas (sonríe)… mi papá era un hombre grande, no fue como lo de Diego, pero falleció en esos días. Esto me llevó a escribir un cuento, en el que el padre del narrador está moribundo. Y ese cuento único, que da título al libro, está dedicado a mi papá. Hay una nota al final que aclara todas estas cosas.

R: Este es el premio más reciente y tal vez el más prestigioso, pero no es el único que has ganado. En 2017 ganaste el de Novela Corta de la Diputación de Cáceres.

M: Es una novela corta, llamada Aplauso sin fin, que surgió de este mismo grupo de apuntes. Tiene más de fantástico que de ciencia ficción en este caso. Empieza con un registro realista, más o menos un quinto de la novela, y luego deriva a lo fantástico.

R: En una reseña sobre el libro, vi que trata de un poeta fracasado al que contratan para participar en ferias del libro, y de ahí, el relato deriva hacia lo fantástico.

M: Sí, es un poeta. Un poeta que ha abandonado el círculo público de las lecturas y publicaciones, pero que sigue escribiendo poesía, a pesar de que se sostiene como carpintero en las sierras de Córdoba.

En determinado momento lo vienen a buscar de un estamento estatal para que vuelva a un circuito de lecturas en ferias del libro chicas, de provincias, porque lo han antologado sin consultarlo, después de darlo por muerto, y bueno, el tipo, tal vez por el renacer de ciertas vanidades, acepta, pero 'no lo va a escuchar ni el loro'. Esa es la situación inicial, y de ahí dispara a lo fantástico.

R: Me comentabas que la edición no es comercial.

M: Efectivamente. Esa edición de la Diputación de Cáceres es una edición testimonial. Como casi todos los premios literarios de la índole estatal, suele tener una edición muy bien hecha, pero la circulación queda restringida a los ámbitos estatales. No va a un circuito comercial.

Ni en España, ni acá. Lo bueno es que los derechos volvieron a mí, luego de esa edición testimonial, entonces tengo la intención de reeditarlo, al menos en Córdoba.

R: Estuviste cinco años en México. Me interesa saber un poco la experiencia mexicana.

M: Me fui en el año 99, de mochilero, con un amigo. El típico viaje por Latinoamérica que quieres hacer. Iba a ser en principio de Bolivia hacia el norte, como hace todo el mundo, pero un amigo que estaba por Estados Unidos me dijo “¿por qué no te tomás un avión? Paseamos juntos por México y luego te volvés haciendo el mismo viaje que querés, pero al revés”. Lo que sucedió es que me quedé allá. No seguí bajando. Las razones para irme quedando fue que cada año surgía un proyecto promisorio para el siguiente.

En el primer año fue la publicación de una novela, que luego no se concretó, pero yo ya había pedido plata a amigos. Me había tomado un avión y vuelto. El segundo año fue el peor de todos: los editores no aparecían, me quedé sin trabajo, se me venció el pasaje de vuelta, quedé ilegal un tiempo, hasta que en una sola semana apareció todo…

R: Parece material para una novela.

M: Bueno. No sé (se ríe) Pero tengo un libro de crónicas, publicado en Córdoba, en una editorial pequeña. El libro se llama El camino del peyote donde cuento algunas cosas de ese viaje, entre ellas la ingesta de peyote en el desierto. Una experiencia… con esta sustancia, digamos. Conocí gente maravillosa, que me abrió las puertas de sus casas.

Fue un lugar hermoso donde pude ser lo que quería ser. Además de solucionarse todo en pocos días, ese mismo año mando los cuentos a un premio, y gano. Era un premio sin edición, pero el editor, que apostó a un pibe argentino de 26 años, desconocido en México, con la primera novela, me dijo “el año que viene sacamos los cuentos”, así me quedé el tercer año. A fines de ese año fue la crisis en Argentina, y ya ahí me hablaron mis padres y me dijeron “ni en pedo te vuelvas”. Cuando llegó la cifra cabalística de cinco años, evalué los afectos, que había construido allá, y la verdad, por muchas razones, no solo literarias, sino afectivas, decidí volver. Tuve un instante de duda si a Buenos Aires o Córdoba, pero finalmente decantó por la familia… y ahora ya soy papá, tengo una hija.

Es Córdoba y listo.

R: Los premios literarios, además del dinero, ¿qué más dan?

M: Aparte del dinero, cuya importancia no se puede menospreciar, y menos en un contexto económico como el de este país ahora, que no pinta bien… me parece que te dan la posibilidad de difundir tu trabajo. Sobre todo si no fue una cosa de pura suerte, que la mandaste una vez en tu vida y ganaste. Si no que vos venís laburando con la literatura. Yo dirijo grupos de lectura en Cordoba, coordino, escribo reseñas en el diario, tengo una colaboración mensual en una columna narrativa. Yo me dedico a eso en el sentido real de la palabra dedicarse. Después, por supuesto, paro la olla con otros trabajos, soy diseñador gráfico editorial, pero como ves, también está relacionado con los libros, lo que hace que la literatura sea un eje de mi vida.

Entonces que de golpe surjan estas posibilidades de mostrar lo que estás haciendo, y que vos harías de todos modos, porque yo el libro lo escribí igual. Lo escribí para publicarlo como libro. Entonces que uno tenga la suerte de que salgan estas oportunidades, que la busqué, porque no es que me vinieron a buscar, yo mandé al concurso, que salga eso en el medio es una gran oportunidad que me permite cosas como estar charlando con vos ahora.

R: Me hiciste acordarme de la frase de Claudia Piñeiro, el año pasado en la inauguración de la Feria, respecto a que "escribir probablemente lo haríamos de todas formas, pero eso no quita que nos reconozcan y retribuyan el trabajo".

M: Claro. Es una declaración de doble filo, porque también ocurre que quien quiere tu trabajo y no te lo quiere pagar, suele decir “es para que te hagas conocido, esto es chapa” quien tiene un revista o una mina que tiene un diario.

Uno llega a una edad y un punto de trabajo donde decide ya no laburar más gratis. Yo ya llegué hace un rato. El tiempo de escribir… cuando tenés familia, cuando tenés hijos, te cambia la cabeza. El tiempo que yo uso para escribir un cuento, no para una revista y que me lo paguen, escribir para mí, es un tiempo en que no estoy proveyendo nada a mi familia. Ni siquiera mi presencia porque estoy escribiendo a puerta cerrada. Entonces, en ese sentido, tenés que devolver algo a la gente que te está bancando. Entonces, eso de “te quiero publicar un cuento pero no hay dinero” no te lo llevo porque ese tiempo de trabajo ya lo tengo, pero es mi trabajo. Vos lo querés, págalo.

R: Para terminar. ¿Está pensado que La música interior de los leones llegue a Uruguay?

M: Mirá, eso depende. El domingo es la presentación a las 18:00, en la Sala Sarmiento. Habría que preguntarle a la gente de la Fundación. Yo sé que en Argentina la distribución va a ser en todo el país. Recuerdo que en la premiación, Oche Califa (director institucional de la Fundación) comentó que iba a haber algo de distribución afuera, y mencionó México. A mí me encantó, porque México es como muy importante en mi vida, pero Uruguay a mi me recontra interesa, porque me parece que es un libro que allí podría tener lectores, por todos los autores uruguayos que leo y conozco y les gusta ese tipo de cosas. Si lo llevan a México, viejo, ¿cómo no lo van a llevar a Uruguay? (risas)

R: Muchas gracias Martín.

M: Gracias a vos.