Un apartado de la exposición “Pedro Masaveu pasión por Sorolla”, que se puede visitar en el Centro Niemeyer avilesino son las llamadas Notas de Asturias. Sorolla llamaba “notas de color” a los apuntes que tomaba del natural, se trababa de tablillas o cartones pequeños que se ajustaban a los caballetes portátiles. Muchos pintores lo hacían como ejercicio para soltar la mano y estudiar los colores, captando las imágenes que les proporcionaba un paraje en un momento concreto.

Una de las características de Sorolla, coherentes con su sentido de la rapidez a la hora de pintar, es que confería a estas pequeñas obras identidad propia, hasta el punto de enmarcar muchas de ellas y exhibirlas en sus grandes exposiciones.

Le sirven a su vez para ajustar las tonalidades cuando tiene que pintar cuadros de mayor envergadura.

A lo largo de su vida, Sorolla pintó todo tipo de paisajes, además de sus características playas. Durante sus años de formación en Italia estableció su gusto por la pintura naturalista. También allí, se hizo amigo del pintor asturiano Tomás García Sampedro, que a su vuelta a Pravia favoreció la implantación de una colonia de pintores en su finca, la Pumariega. Trataban de pintar del natural con la nostalgia de ver las bondades que traía el progreso en forma de industrias pero también el impacto que causaba en el paisaje.

Notas de Asturias

Sorolla y su familia pasaron con ellos tres temporadas de verano entre 1902 y 1904, es de esas fechas que datan las “notas” que vemos en la exposición, en las que Sorolla aprende a manejarse con la luz asturiana tan diferente a la del Mediterráneo y captar la sutileza y el verde del paisaje. Ejemplos como “Paisaje Asturiano” o “Secadero de Redes” destacan en la muestra. Y en el recuerdo queda la anécdota de las quejas del pintor cada vez que la lluvia le impedía pintar.