Una de las imágenes que más se recuerda de Ourense es la de sus puentes sobre el río Miño. En un recorrido de unos 2 kilómetros y medio se contabiliza un puente ferroviario, dos pasarelas peatonales, tres puentes con tráfico y aceras para peatones, terminando con la figura señera del Puente Mayor, o Puente Romano, abierto solo al paso del tren turístico y al paseo calmo de los visitantes.
Un aniversario que revitaliza la memoria de los puentes
Ourense está de centenario. Su Ponte Nova, denominación gallega y cotidiana del Puente Nuevo, cumple el 20 de junio 100 años.
Para festejarlo, se han dispuesto varias actividades, como carreras a pie y en bicicleta, además de varios regalos en el periódico local, La Región, y concursos de fotografía y dibujo. No faltará la música de banda ni las charlas informativas.
Mirar el Puente Nuevo supone redescubrir el Puente Viejo, que no es otro más que el Puente Romano. Hoy día tiene los fundamentos de la época romana, pero se ha reconstruido en varias ocasiones y sobrevive la parte superior medieval, con añadidos contemporáneos, como su iluminación led. Durante siglos, y no siempre, fue la única conexión construida entre A Ponte (hoy es el barrio más habitado de Ourense, pero fue durante años parte del Ayuntamiento de Canedo) y el centro de la ciudad.
Pero, ¿cómo pasaba todo el mundo de un lado al otro del río Miño? ¿Qué posibilitó la comunicación durante los años que el Puente Mayor (otra denominación del Puente Romano) estuvo en desuso?
El paso de las barcas
Para poder comunicar ambos márgenes se disponían de barcas, capaces de trasladar personas y mercancías. La historia es larga e incluye disputas entre los poderes civiles y eclesiásticos, por motivo del control de las mismas, además de leyendas como la del barquero y la xacia (una especie local de sirena).
Hacer memoria de las barcas es conocer un poco más de la historia ourensana y valorar la presencia de los puentes actuales.
También supone encontrarse con anécdotas como la de cierta legislación del ayuntamiento ourensano, en 1540, que da dos opciones a los que crucen el Miño a pie (por determinada zona poco profunda): o que pase por la barca, como el resto del mundo, o que pague su pasaje y cruce a pie.
Era una manera de conseguir impuestos de cruce sí o sí.
El presente de un puente centenario
Ya conocemos un poco más la historia, así que toca regresar al presente. ¿Cómo se festejará el centario del Puente Nuevo? Por un lado, tenemos las convocatorias artísticas. Así, el periódico local va a regalar, en sucesivas entregas, diversas piezas para la construcción casera de la maqueta del Puente Nuevo. Con ellas, una visión actual de diez artistas ourensanos en forma de ilustración. No faltarán las fotografías antiguas, acompañadas de alguna anécdota o dato histórico.
Estas entregas se completan con concursos de fotografía y dibujos, en diferentes secciones. Consulta las bases, ¡tú también puedes ofrecer tu particular visión sobre el Puente Nuevo!
Fuera de concurso, el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Galicia traerá una exposición fotográfica a la ciudad. El miércoles 20 de junio se dará una conferencia en el Centro Cultural Marcos Valcárcel y un concierto de música de banda en el Parque Miño.
El deporte entra en la celebración con dos pruebas: una marcha BTT que saldrá y terminará en el Puente Nuevo, el 17 de junio, y una serie de carreras de 50 y 100 metros, el 24 de junio.