Javier Sierra ganó el Premio Planeta 2017 con su novela ‘El fuego invisible’. En ella, como en sus otras obras literarias, persigue la profundización y la posible respuesta a un interrogante primordial. La aventura del saber se viste de novela de acción, de búsqueda del grial, de conocimientos escondidos (aunque puestos a la vista de todos) y anima al lector a que realice su propia búsqueda.

La influencia de un gallego universal

En una entrevista al periódico La Voz de Galicia (17/10/2017) reconoce la deuda con Ramón María del Valle-Inclán.

Sobre todo, resalta un libro suyo poco conocido, de corte iniciático, titulado ‘La lámpara maravillosa. Ejercicios Espirituales’. Una obra que, precisamente gracias a Sierra, se ha reeditado hace poco tiempo. Desde su cuidada publicación en 1922, corregido por el mismo autor a partir de una edición anterior, apenas se sabía de él. Quizás haya nuevas informaciones sobre el mismo en la reciente donación de Libros y documentos por parte de la familia del gallego a la Universidad de Santiago de Compostela (USC).

Javier Sierra obtuvo con él una nueva perspectiva para afrontar ‘El fuego invisible’. Particularmente, reseñó que ‘La lámpara maravillosa’ aporta luz, una mirada diferente sobre el mundo y la existencia, la llave de una puerta que abre a nuevas formas de pensar y sentir.

La cosa llega a tal punto que introduce el libro en su libro, llegando a influenciar a protagonista y escritor.

En otra entrevista, a El Español (8/11/2017), señalaba una práctica sacada de Valle-Inclán que recomendaba a cualquiera: el pararse en silencio a contemplar. Él mismo reconocía el quietismo que subyace a esta práctica, y lo oponía al ruido actual, a las múltiples distracciones, a la confusión.

Por eso, como camino a la iluminación, puede proponerse la contemplación pasiva.

Un libro maravilloso que no es muy conocido

Publicado en 1916, la obra conoció una segunda publicación (en 1922) tras la revisión del autor y el añadido de ilustraciones cuidadas. Actualmente, hay una nueva edición, que sigue la de 1922 y recupera las ilustraciones.

También nos brinda la oportunidad de conocer a un Valle-Inclán ocupado y conocedor del esoterismo. La vía iluminativa quietista la asume y recomienda, siempre con matices y complementando con la aventura, Javier Sierra en su novela.

Servando Rocha, de la editorial La Felguera, a la hora de presentar esta obra que han recuperado para la actualidad, habla de dos niveles, que se corresponden con dos lectores: un nivel profundo, esotérico, abierto para los expertos y seguidores de la Tradición Perenne y otro más superficial, pero también iniciático, al modo de un mapa para neófitos, una obra para introducirse en un conocimiento que va más allá de las sendas de la razón, abriéndose a la iluminación trascendente por vía de contemplación quietista.

Tales conocimientos responden a la inquietud formativa de él y otros literatos que frecuentaban cafés y círculos ilustrados. Tales influencias no desaparecen totalmente, sino que se pueden rastrear en otras obras, pero es en ‘La Lámpara maravillosa’ donde se beben de una forma cuidada, pensada y escrito-ilustrada para servir como referencia iniciática.