La segunda entrega de Otros Mundos sigue los pasos del investigador Javier Sierra y nos llama a mantener el asombro ante el mundo que teníamos de pequeños. Cita a Platón para reanimar la llama de la admiración, en un mundo donde no está ya todo dicho. Los misterios están al otro lado de la calle y, también, más allá de lo que sabemos, conformando la realidad que habitamos.

Otros Mundos, un programa para el asombro

Como el anterior, se mantiene el formato que fusiona investigación actual con recuerdos de niñez e infancia, además de hemeroteca. La introducción corre de la mano y aventuras del propio hijo del director.

Encarna a su padre de crío, lo que da pie a la actualización de viejas historias y misterios. Unas veces, estos caen por el peso de las nuevas aportaciones, en otras ocasiones se mantiene el velo sobre la realidad estudiada. Lo interesante es que, con cada nuevo caso, conocemos testigos e investigadores que enriquecen las palabras de Javier Sierra.

Nuevos escenarios para el misterio

En esta ocasión, será el arte la tónica dominante del programa. Así, empezamos visitando Italia, colocándonos ante un cuadro del barroco, donde una curiosa composición situada entre Dios Padre e Hijo, bajo el Espíritu en forma de paloma, semeja el satélite artificial Sputnik. Del 1600 al 2009. Es la fecha en que el escultor y pintor Robert Llimós tuvo una experiencia que nunca olvidaría.

Tanto le marcó que, desde entonces, solo reproduce lo vivido en su arte.

Regresamos a la antigüedad desde un cuadro fechado en 1542. Se conserva en el Museo Thyssen y consiste en un retrato de un personaje pudiente acompañado de su carta astral, lo cual es algo raro. Y esa carta no es el único símbolo curioso del cuadro. Un cuadro es también el siguiente Misterio, que no por conocido deja de sorprender.

Se trata de Las Meninas, de Velázquez. Esta obra fue analizada por Ángel del Campo Francés, arrojando datos como la fecha de su bocetado (fijándose en la luz pintada) o la correspondencia de los personajes más importantes con la constelación Aurora Borealis.

La tensión sube enteros con un fragmento de regresión hipnótica practicada al artista Robert Llimós.

La finalidad es saber si puede recordar algo más de su experiencia, recuerdos que quedan suspendidos. ¿Podría retomarse el resultado en otro programa? Habrá que estar atentos. Como en el aire queda la pregunta de si la estrella de Belén fue un OVNI.

La parada en el claustro del barcelonés monasterio de L´Estany nos deja a las puertas de las representaciones de demonios, duentes y hasta alienígenas. Depende de la cultura donde hagan su aparición para que alguien los interprete conforme a su entender y los plasme sobre piedra. Queda, al final, el misterio de su naturaleza real cuando ahora volvemos la mirada asombrada cara sus figuras inmóbiles en capiteles antiguos.

Reconstrucciones, banda sonora y la mirada de un niño grande

Éstos son los puntales sobre los que se va construyendo esta serie de Javier Sierra. Él rememora sus inquietudes de juventud respecto al mundo del misterio, retoma publicaciones de la época y va al lugar de los hechos para investigar con ojos nuevos. Las reconstrucciones están alejadas del tenebrismo de otros programas y prima la luz y el color. La banda sonora tan especial, y muchas veces reconocible, nos traslada a tiempos cercanos de nuestra historia, a décadas donde también nosotros éramos niños. Bueno, ahora toca serlo en versión grande para poder seguir disfrutando de Otros Mundos.