El Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial es una obra de la segunda mitad del siglo XVI. Comenzó a construirse en 1563 y se terminó en 1584. Fue fundado por Felipe II, hijo del emperador Carlos V. El proyecto tenía que reunir un palacio, un templo, un monasterio, y el panteón de la monarquía fundada por Carlos V. Inicialmente, el proyecto fue encargado a Juan Bautista de Toledo, pero a su muerte pasó a Juan de Herrera, en 1567.
Felipe II
Felipe II heredó un extenso imperio, procedente de sus cuatro abuelos, los Reyes Católicos, Maximiliano de Austria y María de Borgoña y su padre, el emperador Carlos V.
Este último deseaba ser enterrado junto a su mujer Isabel de Portugal. De este modo, Felipe II decidió construir un edificio que, además de conmemorar la victoria en la batalla de San Quintín contra las tropas francesas, fuera panteón de reyes y lugar de descanso. La batalla de San Quintín tuvo lugar el 10 de agosto, festividad de San Lorenzo, mártir cristiano que murió en una parrilla.
Las principales preocupaciones del Rey a lo largo de su reinado fueron “la conservación de nuestro estado real” y la salvaguarda de la fe católica, según la Carta Fundacional de El Escorial.
Juan Bautista de Toledo
En 1559 Felipe II nombra Arquitecto Real a Juan Bautista de Toledo, un arquitecto español que había estado en Roma trabajando en la basílica de San Pedro bajo la dirección de Miguel Ángel.
Juan Bautista de Toledo contaba con gran reputación en Italia, y Felipe II encontró en él a un humanista cultivado, familiarizado con las obras teóricas, y cercano a los principales arquitectos de la Roma del momento.
Felipe II le encarga a Juan Bautista de Toledo el proyecto del Real Monasterio. A principios de 1562 le presenta al Rey la traza.
Este proyecto de Juan Bautista de Toledo es la llamada Traza Universal. A Juan Bautista de Toledo le corresponde la disposición de la planta general y la mayor parte de las trazas aunque en vida suya se construyese poco.
A pesar de sufrir sucesivas alteraciones formales durante su construcción, en planta se mantuvo prácticamente inalterado.
Una de esas modificaciones fue debida al aumento del número de monjes de cincuenta a cien en 1564, lo que obligó a levantar otro piso.
Juan de Herrera
Felipe II nombró a Juan de Herrera y a Juan de Valencia ayudantes de Juan Bautista de Toledo. La designación de Herrera continuaba en la línea del propósito de Felipe, de contar con un español que, además de venir del exterior de la península, fuera más un humanista y un teórico de la arquitectura que un maestro o constructor .
Los servicios de Herrera a Felipe II comenzaron en 1547, cuando Herrera tenía diecisiete años. Empezó a trabajar en la corte de Valladolid. En 1548 acompañó a Felipe a Flandes. En 1553 Juan de Herrera se hizo militar y fue a servir con las tropas del emperador en Italia.
Después permaneció en Bruselas hasta 1556 y regresó a España en el cortejo del emperador para acompañarle en su retiro a Yuste hasta su muerte en 1558.
En 1559 y 1560 Herrera estuvo en Madrid, donde presentó al rey una petición de permiso para organizar un proceso metalúrgico. Durante 1561 y 1562 cursa estudios con Honorato Juan en Alcalá de Henares. Antes de que fuera nombrado ayudante de Toledo en 1563, no está documentada ninguna obra trazada o construida por Herrera. Es posible que durante sus viajes leyera y conversara sobre temas relacionados con la edificación, así como que examinara la arquitectura de Italia, Francia y los Países Bajos.