Los diseños (trazas) de los diferentes arquitectos de El Monasterio de San Lorenzo de El Escorial se encuentran vinculados a diversas fuentes, que se localizan en el Mediterráneo de la Antigüedad, en Italia, en la Europa del norte y en la España medieval.
El templo de Salomón
La estatua de Salomón , una de las seis de reyes constructores del Antiguo Testamento que adornan la fachada de la basílica, fue una idea tardía, anterior a 1580 pero ausente del primitivo dibujo de Herrera de la fachada, en el que aparecen seis obeliscos coronados por esferas, pero no reyes.
Para Sigüenza, en 1605, la estatua de Salomón era solamente un símil utilizado en el Prólogo al comparar El Escorial con otro Templo de Salomón. J. B. Villalpando y Jerónimo Prado publicaron un estudio (1598-1604) que reconstruye con mucha imaginación el Templo de Jerusalén.
Villalpando fue discípulo de Juan de Herrera, y su reconstrucción revela la influencia de las trazas escurialenses en muchos aspectos. No es probable que el rey conociera la obra de Villalpando antes de que éste partiera a Roma en 1592.
La planta del Spalato
Zeiller observó la similitud entre la planta de Spalato y la del Escorial al dibujarlas a la misma escala. Las dimensiones globales eran casi idénticas. El dibujo de la puerta muestra una relación 3:5 entre anchura y altura, como en las portadas de la fachada escurialense.
Toledo proyectó unas arcadas para revestir el patio anterior, pero no llegaron a realizarse.
La planta muestra en el muro sur del patio veinte columnas pareadas con las que se iban a completar unas avenidas a cubierto. Si esas columnas hubieran sostenido unas arcadas, el efecto habría sido similar a que producen los patios del peristilo y del prothiron de Spalato.
El diseño trazado inicialmente por Toledo para El Escorial tenía catorce torres, diez de las cuales señalaban las esquinas y los puntos centrales del recinto rectangular. En Spalato había dieciséis torres defendiendo esquinas, puertas y muros, produciendo un efecto de defensa y encastillamiento.
Entre los cambios que se realizaron posteriormente en El Escorial al duplicar el número de monjes, se encuentra la eliminación de las avenidas cubiertas que iban a flanquear el atrio de la basílica.
Tanto en Spalato como en El Escorial encontramos una residencia real, sepulcros circulares y un templo. Spalato era una guarnición fortificada donde se daba alojamiento a la guardia imperial y a caballerizas, mientras que Felipe II decidió que en el edificio no hubiera animales estabulados.