C.G.Jung - La función trascendente - Nociones
La función trascendente tiene por objetivo integrar los contenidos del inconsciente en la consciencia introduciendo un cambio de actitud.
La nueva actitud adquirida a través del análisis sirve para la “solución” de un conflicto en un momento determinado. Sin embargo, dado que la vida, tanto interna como externa, está sujeta a cambios constantes, esto conlleva la aparición de nuevos conflictos, que requieren reajustes constantes.
El conflicto es necesario, pues contribuye a la salud de la persona, ya que le ayuda a evolucionar como tal.
La tendencia de lo inconsciente y de lo consciente son los dos factores que componen la función trascendente, y la integración de ambos a lo largo de la vida de la persona constituye lo que Jung denominó proceso de individuación.
En el inconsciente residen los impulsos y los afectos, que también podemos denominar pulsiones.
El consciente, por el contrario, está regido por la función dirigida, orientada a hacer que la persona funcione en todos los ámbitos de la vida social, ejerciendo una inhibición (“censura” para Freud) de todos aquellos contenidos inconscientes que lo obstaculizan.
¿Cómo examinar el inconsciente desde un punto de vista práctico?
El método utilizado es la imaginación activa.
Las fuentes de la imaginación activa son:
- Las fantasías espontáneas.
- Ocurrencias libremente emergentes.
- Engaños de la memoria.
- Sueños. Son la fuente menos fiable, debido a la dificultad de su interpretación y a su baja carga energética.
Estas fuentes son utilizadas para un tratamiento constructivo de lo inconsciente.
Debemos preguntarnos por el sentido y por la finalidad.
- El sentido (¿qué?), requiere de la interpretación simbólica de la fuente.
- La finalidad (¿porqué?) La razón por la que el inconsciente ha irrumpido con ese sentido y qué carencia del consciente intenta compensar.
El inconsciente (el “otro”) ejerce una función reguladora respecto del consciente (el “yo”).
El peligro que esto entraña es que el yo puede perder la serenidad ante la irrupción de contenidos inconscientes, con el riesgo de que la persona caiga en una psicosis o una esquizofrenia.
El método de la imaginación activa, por otro lado, entraña tres peligros:
- No debe confundirse con la asociación libre, porque se trata de que esos contenidos emerjan de una manera espontánea y no condicionada.
- Que se manifiesten contenidos no integrados en la consciencia, porque si esto ocurre, el sujeto se ve incapaz de procesarlos y resulta inútil.
- Que surjan contenidos con una elevada carga energética (emociones y afectos), porque puede propiciar que la persona no pueda soportarlos, ya que no está preparado al no ser, precisamente, consciente. Podría derivar en una esquizofrenia.
El estado afectivo
El estado afectivo es la base del procedimiento porque es donde reside la energía necesaria para la adaptación del conflicto.
Sería un estado emocional alterado, como por ejemplo el provocado por una depresión.
El método propuesto, lejos de rehuir este estado o ignorarlo, consiste en sumergirse profundamente en él. A partir de ahí, prestar atención a cualquier manifestación del inconsciente que nos sirva como fuente para emprender el trabajo. Además de las que ya se han mencionado, podemos añadir las siguientes:
- Imágenes interiores
- Voces
- Movimientos (por ejemplo, el baile)
- Escritura automática
Se trata de dejar volar libremente la imaginación, lo cual propicia la expresividad del afecto, que se convierte en una idea comprensible por el consciente. En este punto se puede conseguir una colaboración entre el inconsciente y el consciente que de como resultado la integración de ambos.
En cuanto a la manera de cómo tratar este material, existen dos tendencias, dependiendo de la personalidad del sujeto:
- Creativa. Atiende al aspecto formal o estético.
- Comprensiva. Se centra en el sentido o lo meramente intelectual.
Es importante tener en cuenta la sobrestimación de cualquiera de las dos tendencias ya que podría ir en detrimento de lo simbólico. Si esto ocurriera, se perdería el objetivo de la función trascendente. Esto es así debido a que ambas vías guardan una relación compensatoria y se necesitan la una de la otra.
Otro aspecto a tener en cuenta es que los contenidos, subjetivamente interpretados, chocan a menudo con lo socialmente aceptado. Esto puede provocar en la persona dos reacciones tan indeseadas como opuestas: el rechazo o la sobrevaloración, ninguna de las cuales contribuiría tampoco al objetivo del método.
Etapas del procedimiento
El procedimiento sigue estas 3 etapas:
- En la primera, la dirección corre a cargo del inconsciente, y esto ocurre únicamente cuando el consciente se encuentra en apuros. Hay que recurrir a todas las fuentes mencionadas y no despreciar ningún contenido, ya que cualquiera de ellos puede servir a la función de hacerlo comprensible para el consciente.
- La segunda etapa hace referencia a la manera en que reacciona el “yo”. Estos contenidos pueden revelar cosas que la persona no puede o no quiere aceptar, pues son moral o socialmente reprobables. Y no hay que olvidar que cualquier hecho psicológico es verdadero para el sujeto que lo experimenta.
- En la tercera y última etapa el “yo” dirige, en virtud de su función compensatoria, y, esto es así, porque se ha logrado integrar los contenidos inconscientes. En este momento ya es posible un diálogo o colaboración entre el inconsciente y el consciente.
Aquí culminaría el final del proceso, que conllevaría un tercer producto: un cambio de actitud y de personalidad que libera al individuo y lo capacita para resolver por sí mismo futuros conflictos.
Este cambio le hace más consciente, es decir, que adquiere un mayor conocimiento sobre sí mismo y sobre el mundo que le rodea. Esto es así porque la capacidad para el diálogo interior es un baremo para medir la objetividad exterior.