Los inicios del Arte Pop

A los 38 otoños, Roy Lichtenstein muestra al mundo la que se convertirá en una de las primeras pinturas "poperas": Popeye (1961). Más que suponer una bocanada de aire fresco para el mundo de las Bellas Artes, profesionales y amateurs se sintieron burlados con este inesperado giro de los acontecimientos artísticos. Cabe recordar, hasta el Pop Art, las directrices del arte contemporáneo iban de la mano del Expresionismo Abstracto, o mejor dicho, de los brochazos de un afamado J. Pollock.

Arte Pop: ¿mera copia de viñetas y anuncios?

Así, con Pollock dominando la escena, artistas como Lichtenstein o A. Warhol nos acercan su cultura más popular ("Pop Culture") llena de personajes sacados de cómics, anuncios televisivos; es decir, personajes sacados de un mundo que está conviertiendo nuestra mirada en pasiva. Un mundo de mass media, capitalismo y consumo culpables de nuestro eterno dormir despiertos; de nuestro eterno "no mirar".

He aquí el punto de partida del Popeye de Lichtenstein. Artista tachado de falta de originalidad, se tuvo que enfrentar a más de un litigio acusado de plagio. Sin embargo, su proceso creativo iba mucho más allá de la mera copia. En primer lugar, seleccionaba una viñeta de la cual dibujaba uno o varios motivos.

A continuación, estos dibujo los proyectaba calcando la imagen en un lienzo y ajustándola al contorno pictórico. Finalmente, rellenaba con colores primarios y contornos gruesos. En consecuencia, el trabajo de este artista estadounidense, era la unión de una reproducción mecánica (proyector) y un trabajo manual (dibujo). Así, podríamos preguntarnos dónde comienza el trabajo mecánico y dónde el manual.

Dónde se acaba el diseño de la máquina y dónde empieza a perfilar la mano del artista. Una proceso creativa difícil de entender en los años 60 y 70, y como bien señaló Lobel, el artista "lichtensteinizaba" objectos y trabajaba "para que los cómics imitaran sus imágenes".

Una crítica a la industrialización

R. Lichtenstein y su arte Pop abren las puertas al diseño comercial a la vez que critica el campo más académico de las Bellas Artes.

Una crítica que va más allá de lo artístico adentrándose en la sociedad de consumo, en el llamado "progreso" industrial, en los mass media; es decir, un Pop contra el capitalismo americano más agresivo. En definitiva, una crítica a nuestro dejarnos llevar pasivamente; a nuestra mirada parpadeante al son de los mercados capitalistas.