Ana Bolena pasó de ser una noble cortesana que disfrutaba del anonimato y de una vida privilegiada a ser una mujer despreciada por media Europa.

Mucho se ha investigado, escrito y delirado acerca de esta fascinante mujer, siendo su figura óbice de debates, novelas, ensayos y leyendas... Puesto que no son pocos los que han asegurado haber divisado su fantasma deambulando por la Torre de Londres o Hampton Court. Ana Bolena es tan odiada como amada, tan enigmática como conocida, tan denostada como vanagloriada... y todo pende del hilo del argumento de la persona a la que preguntemos.

Pero ¿Qué hay de cierto entre los rumores, los hechos y la realidad? ¿Quién fue Ana Bolena realmente?

La seductora instruida y amante de la poesía.

De la niñez de Ana Bolena poco se sabe salvo que la pasó en el castillo de "Hever" en Inglaterra y fue hija de una noble inglesa de la casa Howard y de un diplomático inglés, carrera profesional de la que se beneficiaron desde pequeños Ana y sus hermanos María y Jorge, puesto que gracias a ello, pudieron no sólo viajar por algunas de las cortes europeas más influyentes, poderosas y renacentistas de la época, como la de Flandes, donde Ana se formó, o Francia, sino que gracias a esos viajes, los hermanos Bolena recibieron por parte de su progenitor una rica educación basada en las artes y las letras.

También envuelve un halo de misterio a la Ana adolescente puesto que solo comenzamos a saber aspectos de su personalidad y su vida cuando ésta entra a formar parte de la vida de Enrique VIII. Sin embargo, sí se sabe que #Ana Bolena pasó buena parte de su adolescencia en la corte del rey francés, Francisco I. Hombre que destacaba por sus muchas cualidades pues era considerado, al igual que su primo Enrique durante su juventud, un hombre de su tiempo, un verdadero #príncipe #renacentista.

Franciso I era inteligente, divertido, culto y sumamente instruido. Aunque también pecaba de ser un seductor incorregible que gustaba de cortejar a cuantas damas se le antojaran... Razón por la cual las damas que frecuentaban la corte de Francisco I no eran precisamente conocidas por su virtud. Hecho que sería esencial en el futuro de la Ana Bolena mujer.

La juventud de Ana transcurrió en un ambiente familiar y en una corte que era famosa a nivel europeo por ser un claro ejemplo de corte renacentista, hasta el mismo Da Vinci pasó allí sus últimos años. Ana se sintió muy unida a su familia cuando era una niña, principalmente a su madre, que fallecería a los pocos años de nacer ella, y a su hermano pequeño Jorge. Con su padre mantuvo una muy buena relación durante su niñez pero ésta fue encareciéndose con el paso de los años y con su hermana mayor, María no estaba muy unida. Respecto a los años que pasó Ana en la corte de Francisco I fueron los más felices de su vida puesto que como dama de la reina tenía acceso a todas las comodidades y pudo codearse con poetas, pintores, músicos y arquitectos.

Ana era conocida por sus conversaciones, sus bailes, sus poemas y su gracia tanto para vestir como para moverse en las altas esferas sociales. Era admirada y envidiada a partes iguales, pues si bien nunca destacó por su belleza, todas las demás cualidades que poseía fueron las que, junto con sus ojos oscuros, mantuvieron en vilo a más de un corazón en la corte de Francisco. ¿Pero cuándo entra Enrique VIII en la vida de Ana?

Una boda frustrada y un rey.

Cuando Francia e Inglaterra firmaron la "Paz del campo de la tela de oro" en 1520 en Francia, la corte de Francisco I se desplazó al completo para recibir en dicho campo a la corte de Enrique VIII y firmar la anhelada paz. Es posible que fuera entonces cuando Enrique VIII conociera a Ana bolena, aunque entonces y durante su estancia en Francia prefirió iniciar un idilio con su hermana María y no con Ana.

Hecho que permitió que la familia Bolena medrara en la corte y fuera la razón por la cual Enrique mandara llamar a Tomás Bolena a Inglaterra y éste a su vez trajera a toda su familia esperando que la relación entre su hija María y el Rey pudiera dar muchos más frutos.

Durante este tiempo, Ana se enamoró de un joven noble inglés que la cortejaba, Henry Percy. No obstante, ni el padre de Henry ni el todo-poderoso Cardenal Wolsey permitieron dicho en lace, hecho que destrozó el corazón de Ana y fue la razón por la cual ésta iniciaría años más tarde una campaña en contra del cardenal que culminaría con su caída en desgracia, la pérdida del favor real y su suicidio en la Torre de Londres.

Pero la soledad de Ana no duraría mucho, puesto que poco tiempo después, Enrique se quedó prendida de ella durante un baile de palacio en el que Ana destacó sobre todas las demás por su gracia y elegancia.

Desde el primer momento Enrique intentó conquistarla con halagos, joyas, poemas, música y demás regalos, seguramente con la intención de tener con ella el mismo tipo de idilios a los que estaba acostumbrado. Sin embargo, Ana no estaba dispuesta a poner en riesgo ni su virtud ni su reputación pues había visto muy de cerca que les pasaba a aquellas mujeres que habían sido amantes del rey, como era el caso de su hermana María.

En la vida de Ana se antepusieron varios componentes que la llevaron a tomar las decisiones que tomó. El primero, un padre autoritario y con aires de grandeza y un hermano que no dudaron en empujarla a los brazos de Enrique con la intención de poder mejorar su posición social.

El segundo, su tío el Duque de Norfolk, enemigo acérrimo del Cardenal Wolsey que deseaba fervientemente su caída en desgracia para así poder ocupar su lugar. El tercero, el propio Enrique, el cual nunca había obtenido un no por respuesta de una mujer y no deseaba empezar ahora. Ana se encontraba en un brete y con el corazón destrozado... Además ¿Quién es capaz de decirle que no aun rey absoluto?

La "Cuestión Real" frente a la dignidad de la reina legítima.

Enrique VIII estaba casado con la hija pequeña de los Reyes Católicos, Catalina de Aragón. Una mujer que a grandes rasgos había heredado de su madre muchas de sus grandes cualidades como la entereza, la educación, el saber estar, la firmeza, la inteligencia o la dignidad.

Catalina era amada por su pueblo y tenida por una buena reina, cariñosa, generosa y leal. Ambos monarcas se casaron siendo ésta unos años mayor que Enrique, lo que al principio no les importó a ninguno puesto que el enlace era de lo más ventajoso para ambos reinos, sobre todo para Inglaterra, que necesitaba la dote económica que Fernando e Isabel habían entregado a su hija como motivo del enlace real.

Sin embargo, tras veinte años de matrimonio, Catalina solamente había podido dar a Enrique una hija, la futura reina María o "María la sanginaria". La monarquía tudor si bien no se negaba al reinado de las mujeres siempre era preferible tener un varón que se sentara en el trono inglés, algo que a Enrique empezó a obsesionarle poco a poco y le acompañaría hasta su muerte.

Ana Bolena no solamente era una novedad sino que además era mucho más joven que Catalina, razón por la cual Enrique posó sus ojos en ella y la cortejó sin cesar desde que la conoció. Ana, tenía claro que no deseaba ser una más en la vida de Enrique y no cedió a los impulsos del rey, diciéndole siempre que hasta que no fuera su esposa y reina, no sería nada de Enrique, algo que hizo enloquecer al rey. Los años fueron pasando y Ana finalmente consiguió ocupar un lugar firme tanto en el corazón como en la mente de Enrique, quien a su vez, fue separándose paulatinamente de la que había sido su amante esposa durante veinte años, hasta que el católico rey Enrique decidió hacer algo que escandalizó a toda Europa: Pedir el diviorcio.

Lo que fue conocido en toda Europa como "la cuestión real".

No tardaron en llegar a las cortes europeas y al Vaticano los rumores de que el hasta entonces "príncipe de la cristiandad" estaba decidido a romper el matrimonio con Catalina lo que a su vez suponía romper sus vínculos con la toda poderosa España y el Emperador Carlos V. Ni el Emperador ni la catolicísima reina Catalina iban a permitir que los planes de Enrique triunfaran pues para Catalina suponía una afrenta y una deshonra. No hay que olvidar además, que la hija de los Reyes Católicos además era buena cristiana y no concebía el divorcio, por eso presionó tanto a su sobrino el Emperador como al propio papa tratando de que los planes de Enrique se malograsen.

Pero no lo consiguió.

Tras muchos años de lucha entre Enrique, el Papa y el Emperador, el rey inglés decidió tomarse la ley por su mano y casarse en secreto con Ana Bolena, quien siempre estuvo alentando a Enrique a romper con el Papa y posicionarse como monarca absoluto. Enrique fue mucho más allá, no solamente se casó en secreto y sin haber obtenido el divorcio, sino que además, tras romper con el Papa decidió crear su propia iglesia protestante posicionándose él a la cabeza de la misma, siendo la cuna de la religión anglicana, la cual a día de hoy impera en Inglaterra. Enrique relegó a Catalina a residir en un castillo inglés donde fue poco a poco olvidada, sin embargo, el pueblo inglés jamás olvidó a su reina a la que consideraban la legítima y siempre aplaudieron el arrojo y la dignidad con la que Catalina defendió su lugar en la corte inglesa.

El matrimonio de Ana y Enrique dio como fruto el nacimiento de una niña, la segunda hija de Enrique, la futura Isabel I, la reina Virgen. Aunque tras tres años de intenso matrimonio, los secretos y rumores que circulaban entorno a Ana Bolena, envenenaron la cabeza del rey que no tardó en cansarse de su esposa y posar sus ojos sobre la joven y sumisa Juana Seymour. Ana terminó sus últimos días encerrada en la Torre de Londres, acusada de adulterio y siendo ejecutada pocos días después, el mismo día en que Enrique se desposó con Juana.

Ana Bolena y su historia están envueltos en un halo de misterio, pues si bien muchos despreciaron la manera en la que apartó a Catalina de su esposo y la relegó a vivir en un apartado castillo inglés olvidada por todos, muchos otros ven en Ana a una mujer inteligente que intentó sacar lo mejor de una situación impuesta tanto por su familia como por el propio rey Enrique. ¿Se puede juzgar a una mujer por querer medrar en un mundo que no estaba hecho para ella?

Ni fue un ángel ni tampoco fue un demonio. Sin embargo, si ella no hubiera sido la obsesión de Enrique, éste nunca habría roto con el Papa y creado su propia religión. Tampoco hubiera dado a luz a la famosa Isabel I, la cual reinó durante muchos años en Inglaterra y a su época se la conoce como "la era dorada". Ana Bolena sentó las bases de la Inglaterra que después daría a luz al mayor Imperio del siglo XIX, por tanto, ni fue la "gran ram..." ni tampoco fue un gran ejemplo de sororidad, pero sí que fue un gran escándalo.