En España se conoce poco la obra e ideología luterana -o al menos se conocía, se estima que hay más de un millón de protestantes en nuestro país. Durante estos días se han publicado nuevos Libros para recordar la figura de Lutero y su pensamiento e ideología religiosa. Martin Lutero, renegado y profeta (Lyndal Roper/ editorial Taurus), Martin Lutero. Vida, mundo, palabra (Thomas Kaufman/ editorial Trotta),o La Reforma y el cristianismo en el siglo XXI (Máximo García Ruiz/ editorial Clie), además hay programados varios eventos para conmemorar la fecha.

Pocos hechos en la Historia de la Humanidad han tenido tanta relevancia como la protesta del clérigo alemán a principios del siglo XVI. En una época donde brillaba el poder del Emperador Carlos V, como orden del imperio hispánico y valedor del cristianismo romano en todo el mundo conocido. Fue una época donde la Inquisición (reinstaurada por los Reyes católicos), sobre todo en la primera época del reinado de Carlos, había perdido prestigio. Su labor contra los judeoconversos había finalizado y su objetivo ya no era tan evidente. Es a partir del año 1520 cuando la Institución vuelve a emerger como brazo ejecutor contra los iluministas (o alumbrados), los erasmistas (seguidores de Erasmo de Rotterdam) y sobre todo los luteranos .

Roma imponía su poder como brazo ideológico apoyando el brazo militar que sostenía el Emperador. En aquella época la maquinaria de poder papal ya habían llegado a un nivel importante de corrupción y también de malformación teológica. Esto llevó a que las indulgencias, o tratos de favor por dinero o poder para purgar pecados, hubieran hecho explotar los propios pilares de la doctrina.

Es en este marasmo donde Martin Lutero emerge como rebelión.

Martin Lutero y las indulgencias

El clérigo alemán fue un aventajado estudioso de la palabra de Cristo, sobre todo de sus pilares primitivos. Era un purista teológico que había estudiado las Escrituras en profundidad. Con una gran vocación humanista y tremendo conocedor de la Biblia, luchó para volver a retomar la verdaderos valores del cristianismo, ya que el poder de la iglesia dirigida por Roma había perdido la visión de las verdades centrales de la doctrina.

Lutero comenzó a enseñar que la salvación era un regalo solo de Dios, y que se llegaba a ella por la fe. Las indulgencias de la época eran una aberración de esta premisa.

En aquella época, en los territorios episcopales de Alberto de Brandeburgo (arzobispo de Maguncia) se vendían indulgencias. Es decir con dinero se podía comprar el perdón o absolución de los pecados y así la salvación. La creencia de la época era que la venía y el perdón de los clérigos facultaban para subir al cielo o al purgatorio. Lutero arremetió contra esta práctica al considerarla un abuso de poder y una herejía contra el propio cristianismo. La palabra de Cristo señalaba que la única forma para el arrepentimiento y la purgación de los pecados era la fe y la penitencia, al ser ésta un comportamiento de arrepentimiento y rectificación a través de la actitud en el tiempo.

En resumidas cuentas, un acto de aprendizaje contra el objeto del pecado cometido y una prueba explicita de fe. Las indulgencias eran simplemente comprar la venia, no un acto de fe. Lutero tenía razón, pero se enfrentó con toda una maquinaria de recaudación que financiaba al Papa y también las arcas del propio Imperio. Los luteranos fueron perseguidos como herejes por Roma y en definitiva como rivales políticos de los Emperadores hispanos.

Las consecuencias hasta nuestros días

El primer efecto fue la Reforma protestante fue el Calvinismo como una de las ramas del Protestantismo y también la ruptura –por razones de otra índole pero de igual consecuencia- que supuso el Anglicanismo.

La rotación de poder político que supuso este hecho hizo potenciar a las nuevas coronas emergentes frente al poder hispánico pero también, y más importante, entender el mundo de otra manera.

Podríamos hablar que Lutero fue el primer precursor de los derechos civiles y de la protesta frene al abuso del poder. También precursor de la inclusión de las mujeres y los homosexuales en el clero. Solo hay que recordar las desafortunadas palabras del historiador Menéndez Pelayo “el protestantismo era una Religión de curas que se casaban con monjas", una forma de pensamiento muy de aquí, hacer hereje al otro -en estos tiempos de independentismo está bien revisar esta tendencia.

Otra de las consecuencias fue musicalizar las misas, esto llevó a crear una escuela de compositores sacros alemanes muy relevantes, como fue el caso de Johan Sebastian Bach. Por último no todo iban a ser rosas, Lutero inyectó de un terrible antisemitismo la cultura alemana que tuvo las consecuencias más nefastas 420 años después.