Hemos podido disfrutar de un mirador de lo más sugerente en música electrónica y un interesante conjunto de films hasta el momento (la Terraza Magnética nos atraerá hasta el 26 de agosto) de los que no nos podemos olvidar, ha sido un buen repaso por lo más granado del indie pilar y germinal del cine y de una buena colección de sugerentes conciertos.

Más allá de las proyecciones cinematográficas, por donde han pasado personajes como Gus Van Sants, en alma pero también en cuerpo presentando su último film y llevando a cabo una grata mesa-coloquio, hemos podido ver títulos impagables como Last Days que tuvo como antesala el Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce, 1080 Bruxelles, de Chantal Akerman, y Título sorpresa, de Todd Haynes.

Kiki Hitomi

Envolvente y esperado fue el concierto que el 21 de julio nos ofreció Kiiki Hitomi, una de las almas de King Midas Sound, y dirección del sello discográfico jahtari.

Sonidos personales e íntimos con rabia nipona, ambientes desde otro mundo, sonidos para viajar desde la electrónica y una genuina versión reggae nipona.

La música enka japonesa, la psicodelia de los 8 bits y en el idiosincrático digi club mutante. Su alquimia generó un espacio reconocible pero siempre imaginario, construido para crear sensaciones y sentidos. Se reconoce en Hitomi un camaleónico viaje por la música… sonidos londinenses, electrónica alemana (vive desde hace tiempo en Leipzig).

Nos mostró su primer albúm en solitario, karma No Kusari que nos dejaron escuchar un verdadero paisaje sonoro que tiene como principal firma que sus creaciones no están desarrolladas con ordenador, sino con grabaciones analógicas con el juego de platos y mezcla de mesa de realización sonora.

Nuevas tendencias musicales e imágenes vintage

El carrusel Gus van Sand ha guiado las tendencias musicales, ha servido para inspirar un espacio musical con Murcof, Andrea Balency, o Mary Ocher, pero aún nos esperan movimientos como Les Trucs, As longitude o Victoria Lukas. El club de las imágenes eminentes, el cine esperado, ha estado en las proyecciones de dos películas rebuscadas y por ello queridas, Stroszek de Herzog, un film de su época más local alemana, donde rezuman los personajes perdido, excluidos sociales y en muchos casos gráficos de seres disfuncionales.

Un aroma íntimo, y real –un antiespejo del Fasbinder de la época- donde Herzog ejerce del otro gran timonel, pero con aroma y formas claramente diferenciadas ante WIm Wenders y el ya citado Fasbinder –desparecido muy pronto a nuestro pesar- pero que dotó al cine alemán de los 70 de una impronta voraz.

En esa línea, Fallen Angels, de Wong Kar Wai, otro de los films referente, en este caso del cine oriental del principio de los 90.

Un espacio sórdido y surrealista, donde un sicario enamorado, intenta salir de su mundo oscuro para reconstruir una vida y un tiempo, el mismo que consigue Wong Kar Wai, un espacio de intimidad humana, más bien redención como también ocurriría en Happy Together (1997) y que acabaría perfeccionándose con Smooth for Love y 2046. El clima lírico, aún no subrayado por unas líneas barrocas que en sus dos grandes obras de referencia del 2000, el cineasta honconés comenzaba a construir con personajes necesitados de encuentros.

El final de esta Terraza Magnética tendrá en Malik y su El árbol de la vida, y en Victoria Luckas (25 y 26 de agosto), una despedida mística. Las imágenes de Malik, siempre en búsqueda de una rama poética hacia el misterio de la vida, acompañan los sonidos de Lukas.

Espacio sonoro espiritual en ambas, tanto en os deslumbramientos del El árbol de la vida, como en los sonidos redentores. Ambos, son líneas que se confundirán con el anochecer, la caída del sol de la Terraza en la Casa Encendida, un sol de poniente que nos dibuja el contorno del horizonte urbano. La visión de la Terraza magnética, nuevamente acaba por ser redentora, mística y necesaria.