Esta pasada Semana Santa mis amigos del blog Walking to Penny Lane se desplazaron de vacaciones hasta Viveiro, desde allí me llamaron para decirme que habían descubierto un museo de cerámica que seguramente me iba a interesar y que su creador era una persona muy accesible para hacer entrevistas. Le preparé a Penélope unas cuantas preguntas y de ahí nace este artículo que les agradezco enormemente.
Alfonso Otero Regal, es un hombre que a pesar de llevar toda la vida trabajando, formándose y posicionándose en contra de la mayoría de los convencionalismos sociales y políticos no ha perdido un ápice de la alegría de vivir y de la pasión por su trabajo.
Cuando habla, gesticula y ríe con carcajadas amplias, denotando una juventud de espíritu que ya quisiéramos muchos. Una inquietud que se refleja también en la vastedad de su obra y en su amplia cultura, que le ayuda a enlazar presente con pasado dándonos una perspectiva amplia de su trabajo y del contexto social.
Alfonso se define a sí mismo como “un trabajador de la plástica que escogió la cerámica como medio de expresión”… ¿por qué trabajador y no artista? “no me gusta el término artista -dice- hay mucha gente a la que llaman artista y yo no quiero ser como ellos. Soy un trabajador de la plástica, un trabajador más que tiene su horario y que crea cosas…Es el concepto del trabajo”.
En la parte de museo dedicada a la evolución de su obra, se puede ver que ha sido un hombre inquieto, ha explorado la pintura y otros caminos artísticos, pero finalmente se decidió por la cerámica como medio principal de expresión.
Su explicación del porqué abarca su propia evolución personal. Desde muy pequeño tenía mucha facilidad para el dibujo y un profesor vio algo especial en él. Le dio clases de pintura y le hizo participar en concursos juveniles internacionales de pintura.
Posteriormente se desplazó a Barcelona a estudiar Peritaje Agrícola en la rama de enología, y seguía pintando, pero una vez fue a ver una exposición de Tapies, que a partir de los años 60 empezó a hacer relieve en su pintura.
También acudió a la exposición de un fraile benedictino del monasterio de Monserrat (hoy en día casado con una gallega) que hacía unas piezas de cerámica muy interesantes. Le gustaron tanto esas exposiciones que se matriculó en la Escuela La Masana, cuyo director era Artigas que había trabajado junto a Miró… allí estudió cerámica junto a gente como María del Mar Bonet.
Después siguió dando clases y trabajó con alfareros hasta que recaló en Zaragoza donde trabajó con Galdeano haciendo murales y trabajos varios.
Zaragoza, Mieres, Sargarelos fueron los pasos previos a montar su propio taller hace 36 años, pero era un taller muy pequeño e incómodo. Así que en el año 2002 se decidió a comprar la vieja fábrica en ruinas de Viveiro para crear lo que ahora es el Complejo Regal-Xunqueira, un proyecto muy ambicioso, en una época en la que la especulación inmobiliaria estaba a la orden del día. Alfonso apostó por proteger el patrimonio de la vieja fábrica de curtidos y rehabilitarlo para darle un uso nuevo, que es además su proyecto de vida.
Su objetivo al buscar un taller más grande y cómodo fue montar un taller racional aprovechando los materiales de la zona, que por cierto cuenta con el mejor caolín del continente.
La fábrica donde se asienta se cerró en 1952 a causa de una epidemia de tifus, quedando prácticamente intacta, aprovecharon la amplitud del espacio para crear el museo de interpretación del cuero, además de los espacios para exponer la obra del propio Alfonso Regal tanto en su vertiente artística como por otro lado la comercial. Además se puede ver dos Tapies, dos Miró, cuatro piezas de Picasso, ocho de Dalí, un Chillida y otros autores menos conocidos de la cerámica.
Sin duda es una visita obligada para todo el que se desplace hasta Lugo, nos recuerda Otero Regal que la visita es gratuita y que todo el mundo es bienvenido.