El inicio de la BICM se remonta a 1989, cuando un grupo de diseñadores se percatan, con una adecuada mezcla de iniciativa y sensibilidad, de la importancia de un encuentro internacional que se ocupara de profundizar y difundir la figura del cartel en México. Los fundadores del proyecto son Martha Covarrubias, German Montalvo, Martha León, Felipe Covarrubias y Xavier Bermudes. Éste último es quien dirige la organización actualmente.
Salvaguardar la tradición del cartel, rescatarlo del espacio público y exhibirlo como parte de una colección para la posteridad, es el propósito de la Bienal.
Ahora, cuando el cartel cumple su función temporal, no queda relegado al pasado ni a la basura, sino que puede confiar en que su mensaje y su composición gráfica será valorada, archivada y estudiada por futuras generaciones.
El cartel. Arte Postaurático
Walter Benjamin, filósofo Alemán, (1892 a 1940) perteneció a la corriente filosófica de la escuela de Frankfurt. En su libro La obra de Arte en su época de reproducibilidad técnica, escrito en 1936, nos ofrece una explicación de vanguardia para comprender obras contemporáneas como el cartel, en el cual, la reproducción técnica es fundamental. En la época donde Walter Benjamin vivió, la técnica desarrollada para crear bienes de consumo, se empezó a aplicar en las artes también, por esto, los parámetros tradicionales para calificar al arte, se vuelven obsoletos.
El problema que plantea su obra le es urgente, y nos es de interés.
Primero tenemos que tomar en cuenta que el arte, como fenómeno, nace y existe atado a lo humano; de la comprensión de esto, dependerá el análisis y desarrollo de nuestra crítica. Walter Benjamin criticó fuertemente al cartel por ser utilizado por los nazis para difundir el desprecio racial y propagar mensajes nocivos que funcionaban como apología de guerra y contribuían al ambiente xenófobo y hostil de la Alemania de los años 30.
Pero no debemos negar al cartel por su contenido, sino utilizarlo como herramienta para comprender a la sociedad que lo engendra.
El arte aurático, tiene valor para el culto, lo que significa que es relevante culturalmente, porque es un testigo histórico o un documento vivo. El segundo tipo de arte es el profano, el cual solamente tiene valor para la exhibición, se enfoca en provocar experiencias estéticas, embriagado a nuestros sentidos, bombardeándolos con composiciones bellas, pero vacías.
El aura
Ahora, ¿qué es el aura en el arte? Es el carácter irrepetible y perenne de la unicidad o singularidad de la obra. El aura, proviene de la epifanía a la que nos remite, y al momento único de su creación; toda reproducción de la obra de arte, será profana. Como ejemplo recordemos a la Gioconda, una obra muy popular y de alto valor para la exhibición. Esta obra se ha reproducido millones de veces, todas esas reproducciones son profanas. Este tipo de obras está dirigido hacia las masas, que no pueden apreciar la singularidad de lo irrepetible. El arte profano no invita a la contemplación, la curiosidad, ni al descubrimiento.
¿Es el cartel arte profano? No, una cosa es la obra de arte que sufre el hecho de su reproducibilidad técnica como factor externo a sí misma, y otra, es asumirle como momento esencial a su propia constitución.
Por esto, el cartel no es arte profano, sino posturático. Según Walter Benjamin, lo postaurático no está destinado a permanecer, pero la Bienal Internacional del Cartel en México, no piensa lo mismo. ¿qué opinas tú?