Aunque las buenas noticias han estado escasas en tiempos de Coronavirus, este inicio de semana rompe el molde y las buenas nuevas llegan desde Nueva Zelanda. La primera ministra, Jacinda Ardern, brindó conferencia de prensa en la que declaró victorioso al país contra la transmisión local del coronavirus.

La noticia llegó con cautela por parte de los funcionarios del gobierno, quienes han dejado claro que este no es el final del coronavirus en Nueva Zelanda y que se deben seguir tomando medidas de precaución a nivel nacional. Los expertos sugieren la creación de una "burbuja" de la que participen amigos cercanos y familiares, y que en sus reuniones deben mantenerse por lo menos a dos metros de distancia.

Quieren seguir la senda del éxito

Junto a Ardern, participó de la conferencia de prensa el director general de Sanidad Ashley Bloomfield, quien ha confirmado que Nueva Zelanda ha pasado oficialmente del nivel cuatro de alerta al tres. Al detener la transmisión a nivel local, las autoridades se plantean la posibilidad de pasar al nivel dos de alerta tan pronto como el 11 de mayo.

Bloomfield tiene como objetivo eliminar y no erradicar el coronavirus, "Se trata de un virus muy astuto, el principal objetivo es eliminarlo y no erradicarlo", comentó.

Abre la economía

Aunque el riesgo se mantiene, Ardern autorizó a las escuelas para abrir sus puertas. Los viajes entre Nueva Zelanda y Tanzania siguen siendo tema de conversación entre las autoridades, "La prioridad es lidiar con el virus a nivel doméstico, no estoy dispuesta a poner en peligro el trabajo y sacrificio de la región por abrir las fronteras antes de que sea necesario", recalcó.

Este martes se van a reanudar actividades comerciales y educativas no esenciales pero bajo la recomendación de permanecer en casa el mayor tiempo posible y evitar interacciones sociales, una tendencia que seguramente aplicará en otras partes del mundo.

Duras restricciones rindieron fruto

Desde el inicio de la pandemia, el trabajo del gobierno ha generado opiniones positivas, hoy vuelve a liderar en la estrategia para recuperar lo que parece ser la nueva realidad del mundo.

Las decisiones y sus resultados tendrán un impacto a nivel global en el proceso de reapertura al cual todos los países quieren llegar.

Con menos de 30 casos registrados, Nueva Zelanda cerró sus fronteras, puso en cuarentena a las personas que llegaban al país y aumentó en gran manera las pruebas a nivel nacional.

"Con nuestras acciones acumuladas evitamos lo peor", añadió Ardern quien calcula un total de 1.000 casos por día sin esas medidas. Según reporte de BBC Mundo, la ubicación de Nueva Zelanda en combinación con los trabajos de las autoridades han jugado un papel fundamental.