El Jardín de las Rosas de la Casa Blanca fue el escenario escogido por el presidente norteamericano, Donald Trump, para anunciar un cese en la guerra comercial que comenzaba a despuntar entre EE.UU. y la Unión Europea. La reunión sostenida entre el mandatario estadounidense y el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, logró sus cometidos de disminuir las tensiones entre ambos bloques económicos.

El origen del conflicto comercial

Las fricciones entre EE.UU. y el grupo de los 27 países tuvieron su origen en la imposición que hiciera el Gobierno de Trump a la importación de acero y aluminio a Europa y el resto del mundo. Situación que amenaza con afectar significativamente la economía europea y, que a su vez, obligaría a la UE a tomar medidas recíprocas.

La reunión entre el mandatario estadounidense y el representante europeo fue productiva, en el sentido de que quedaron suspendidos los aranceles norteamericanos a las importaciones europeas, mientras se llevan a cabo las negociaciones.

Previo al comienzo de la reunión entre ambas partes, Jean Claude Juncker le señaló al mandatario norteamericano que “Somos socios y aliados cercanos, no enemigos.

Debemos concentrarnos en bajar los aranceles, no en subirlos”. La anterior afirmación es una clara referencia a las declaraciones del 16 de julio del presidente Trump a la cadena CBS News, en donde éste señalara que “Creo que la Unión Europea es una enemiga, lo que ellos nos hacen en comercio. Ahora no deberías pensar en la Unión Europea, pero ellos son enemigos”.

Los acuerdo alcanzados tras el encuentro Trump-Juncker

En respuesta a lo anterior, Trump indicó que “Estados Unidos ha perdido durante años cientos de miles de millones con la UE y sólo queremos tener igualdad de condiciones para nuestros agricultores, fabricantes y para todos”. Luego de lo cual dio inicio formal al encuentro pautado, en donde se alcanzaron los siguientes acuerdos:

  • EE.UU. y la UE procurarán trabajar juntos para no poner nuevos aranceles, así como la eliminación de subvenciones a los bienes industriales, excepto el sector automovilístico.
  • Aumento de las exportaciones de gas natural de EE.UU. a los países miembros de la UE.
  • Inicio de un diálogo para la eliminación y reducción de aranceles de productos químicos, farmacéuticos, equipos médicos y servicios. Al igual que la reducción de aranceles y subsidios para el comercio de soja.
  • Reanudar la negociación en aras de alcanzar la unificación de estándares técnicos.

Preocupación en el seno del partido republicano

Si bien los cuatro puntos de las negociaciones han sido presentados con pompa y gloria, en especial por el propio mandatario norteamericano, los mismos pueden calificarse de vagos, pues a la fecha, nadie sabe cómo serán puestos en práctica.

Lo que sí es un hecho cierto es que el mandatario norteamericano ha comenzado a escuchar las críticas de sus propios copartidarios republicanos. Inclusive el ala más conservadora del partido republicano, encabeza por Paul Ryan, ha advertido sobre los problemas a la economía norteamericana que representa la política arancelaria que implementa la administración de Trump.