Este lunes, el presidente estadounidense Donald Trump pisó territorio israelí, como parte de su primera gira internacional de trabajo y se reunió con el presidente israelí Reuven Rivlin, con quien se espera genere acuerdos concretos para lograr la paz entre israelíes y palestinos.

La rara oportunidad

De hecho, en el mismo aeropuerto internacional de Ben Gurion, en Tel Aviv, realizó breves declaraciones, dijo que ambos países, tienen una “rara oportunidad” para dar paz, estabilidad y seguridad a la región. Aseguró que la única solución es trabajar “juntos”, mediante el “vínculo indestructible” que ambos países tienen.

Más adelante, aseguró que Israel y Estados Unidos pueden conformar una sola voz contraria al ejercicio militar del gobierno de Irán, dónde no se debe permitir que se desarrolle una bomba nuclear, y mucho menos que se esté financiando grupos de terroristas, y por ende, estas actividades, deben cesar de inmediato.

Muestras religiosas

La visita de Donald Trump destacó por sus dos actividades religiosas: fue al Santo Sepulcro (donde también visitó la iglesia, el Calvario, y la Piedra de la Unción), importante para los cristianos, y al Muro de los Lamentos, emblemático para los judíos. Vestido formal, de color obscuro, en contraste con su esposa que lucía toda de blanco (con zapatos rojos), el presidente Trump, mostró respeto en ambos lugares y adoptó posturas que sugerían estar realizando oraciones.

Anunció que, este martes, visitará el territorio palestino -invadido por Israel- Cisjordania.

No todo es color de rosa

Cabe destacar que tres días atrás, el relator de la Organización de Naciones Unidas (ONU), especializado en Derechos Humanos en Territorios Palestinos Ocupados, Michael Lynk señaló que la ocupación de Israel cumple ya 50 años, y parece no tener fin, de hecho, “está profundamente arraigada”, tanto que las señales de Israel están encaminadas a hacer la ocupación permanente.

Al finalizar una estancia de trabajo de cinco días en Amman, Jordania, aseguró que las “violaciones sistemáticas” en materia de derechos humanos como: los homicidios, el castigo colectivo, la falta de libertad de movimiento, la confiscación de bienes y la expansión de asentamientos, se acentúan y vuelven más peligrosa la zona.

Dijo que es impresionante el “sentimiento de desesperanza” y frustración que se percibe en la población situada en la Franja de Gaza, dónde la crisis energética llegará a su límite a mediados de junio y la mayoría de los servicios de agua y salud serán “inoperables”. Por ello lanzó un exhorto a la comunidad internacional y a Israel para que sigan el único camino posible: el espeto de los derechos humanos.

Primera parada

El primer punto en el desplazamiento desde Washington del mandatario estadounidense fue Arabia Saudí, considerada una de las veinte economías más importantes del mundo; ahí, se reunió con el rey Salmán y empresarios. El gobierno saudita anunció la firma de 34 negocios relacionados con la milicia, el petróleo, transporte aéreo, valorados en más de 380 mil millones de dólares.

Alrededor de un tercio, 110 mil millones serán para negocios militares, denominados por Estados Unidos como: “el acuerdo de armamento más importante en la historia”, destinado a “ayudar” a Arabia Saudita a mejorar su seguridad, frente a las tácticas militares del gobierno de Irán.

A esta visita le sigue el Vaticano, Bruselas y termina en la isla más grande de Italia: Sicilia. Asistirá a las cumbres de la OTÁN y del G7 dónde los “aliados” de Washington en Europa están preparados para escuchar los compromisos que ofrece el naciente y escandaloso gobierno de Donald Trump.

En total serán cinco países visitados en sólo nueve días y se prevén encuentros con importantes empresarios, jefes de estado, y reuniones con distintas personalidades, entre ellas: el papa Francisco (quién no cancelará su audiencia semanal del miércoles en la Plaza de San Pedro, a pesar de que verá el mismo día al presidente Trump), y el polémico y nuevo mandatario francés Emmanuel Macron.

Una escapada ante el escándalo

Esta gira express le viene bien al presidente Tromp quien se encuentra (como él mismo lo ha dicho) ante una cacería de brujas, tras el despido del jefe del FBI, James Comey, por su supuesta negativa de terminar con la investigación que presuntamente relaciona la injerencia del gobierno ruso con el triunfo de Trump en las elecciones presidenciales.

El presidente Trump viaja acompañado de tres integrantes de su familia: su esposa Melania Trump, su hija mayor Ivanka y su yerno Jared Kushner. En su comitiva de gobierno destacan: el jefe de gabinete Reince Priebus y el asesor económico Gary Cohn.